Durante siglos los villancicos han alegrado la Navidad con sus tradicionales melodías que recuerdan el nacimiento de Jesús.
Según el sitio catholic.net, se dice que el compositor de los primeros villancicos fue el Marqués de Santillana, que compuso una serie de canciones para celebrar con sus tres hijos la Navidad.
Pero fue hasta en el Siglo V cuando los primeros villancicos fueron llevados por los evangelizadores a los aldeanos y campesinos que no sabían leer. Estos hablan en un tono sensible e ingenioso de los sentimientos de la Virgen María y de los pastores ante el Nacimiento de Cristo.
La tradición popular llevó después a que el género musical navideño, no sólo a nivel litúrgico, alcanzara una enorme producción y creatividad.
En España, especialmente en Castilla, los villancicos surgieron en el siglo XV.
El villancico más antiguo, que registra la historia de la música es “Iesus Refulsit Omnium”, (Jesús, luz de todas las naciones) data del siglo IV, mientras que el más conocido es “Noche de paz”.
En Latinoamérica cada país tiene sus propios villancicos y diversas maneras de interpretar los cantos de Navidad universales.
En nuestro país son comunes en los rezos del niño. “Canción para Navidad” y “La nochebuena” son dos canciones hechas por autores ticos.
En Argentina está “Vamos pastorcitos” y el “Huachito torito”, en Venezuela “Mi burrito sabanero”, en Perú “Llegaron ya”, un canto a los reyes magos, en Panamá “Dime niño de quién eres”. En Colombia, por su parte está “Tutaina tuturumaina” y en Honduras, “Caminando por Tegucigalpa”. En México acostumbran llevarlos de casa en casa en las llamadas posadas navideñas.