Yakarta, Indonesia / EFE - Por calderilla, macacos con pintorescas máscaras o gafas de sol bailan, montan en bicicleta y entretienen a la gente con sus acrobacias en las calles de Yakarta, un espectáculo denunciado por activistas indonesios que lo califican de degradante.
La labor de estos primates, conocidos popularmente por “topeng monyet” (monos enmascarados) es servir de anzuelo para que los que pasen arrojen algunas monedas por arrancarles unas risas con la demostración de sus habilidades.
Pero no para todos los indonesios lo que hacen estos macacos resulta una exhibición divertida o gratificante.
La asociación para la defensa de la fauna Red Yakarta de Ayuda Animal sostiene que se trata de una “explotación” y que además de ser “una práctica cruel” también contribuye al fomento “del contrabando de animales capturados en las selvas”.
Desde la perspectiva de los dueños de estos animales, que obtienen sus ingresos gracias a las habilidades de los monos pasando horas a la intemperie, el fenómeno tiene otros matices.
Jaya, un indonesio de 25 años que hace menos de uno que está en el negocio, explica a Efe que hay que dedicar muchas horas al entrenamiento de los macacos, durante al menos tres meses, para que sepan hacer esas actuaciones circenses.