¿Estamos preparados para vivir juntos? Puede ser la gran interrogante de muchas parejas que están pensando en formalizar aún más su relación.
Sin duda alguna no es lo mismo mantener un noviazgo en la que van de paseo y se ven unas horas a la semana, que compartir el mismo techo día a día.
Con la convivencia cotidiana es normal que se estreche aún más la relación, pero también se hacen más evidentes las diferencias entre las partes, destacó el psicólogo Erick Quesada.
Añadió que antes de dar el paso y mudarse la pareja debe ser capaz de hablar sobre cualquier tema y en forma productiva.
Además, de saber negociar ante cualquier diferencia que surja.
Asimismo deben estar seguros de tener afinidad en cuanto a proyectos y sueños. Así como el haber tenido tiempo para conocer como se relaciona su compañero con los amigos y familiares, señaló Vilma Saborio, consejera familiar de Enfoque a la Familia.
En su opinión, los tortolitos deben esperar al menos dos años antes de vivir juntos.
Listos y seguros
Una vez tomada la decisión de compartir el mismo techo hay que poner las cartas sobre la mesa. Es decir, hacer un plan de trabajo que incluya desde la limpieza hasta el presupuesto.
“La planificación es necesaria para que la transición sea lo mejor posible. Deben hablar desde las cosas más pequeñas como quién lavará los platos, el responsable de pagar los recibos o sacar la basura”, comentó Quesada.
Es necesario que ninguno olvide aspectos tan básicos de convivencia como escuchar, dejar hablar, no juzgar, manejar la crítica y reconocer los errores.