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Lunes 24 de octubre de 2011, Costa Rica

Ola de robos en casas y edificios públicos

Hampa campea en Matina

Nicolás Aguilar R.

naguilar@nacion.com

Matina, Limón.- En esta comunidad limonense roban sombrillas, mesas, manteles, libros, verjas, sillas, flores de plástico, ropa que vecinas tienden en el patio.

Ni los perros están a salvo.

“Aquí no se lo llevan a uno para no mantenerlo. Imagínese que me robaron un perro guardián, pero me lo devolvieron a los cuatro días porque les salía muy caro darle de comer”, relata Minor Alberto Rojas Vásquez, de 32 años.

En Matina, uno de los cantones más pequeños de Limón, con 34 mil habitantes y 772.64 kilómetros cuadrados, solo hay dos puestos policiales y uno de ellos, el principal, cuenta con una orden sanitaria de desalojo emitida por el Ministerio de Salud.

Tiene uno de los índices delictivos más altos de la provincia. A manera de ejemplo, hasta setiembre último la Fuerza Pública había decomisado aquí unas 45 armas de fuego, incluidas pistolas y escopetas hechizas.

“Son muchas armas para un pueblo tan pequeño. La verdad es que tenemos robos a casas y negocios. Hacemos todo lo posible. Muchos delitos son cometidos por menores que dejaron los estudios. No hay fuentes de empleo”, afirma el jefe policial Naú Chaves.

La inseguridad obligó a varios comerciantes a marcharse, cansados de ser blanco del hampa.

“Antes teníamos un almacén de Importadora Monge, pero se pasaron a Batán. Por culpa de los ladrones, han cerrado también tiendas y verdulerías”, recuerda Luz María Vásquez Brenes.

De acuerdo con informes judiciales, hay varios grupos dedicados al saqueo de locales comerciales; también a los asaltos callejeros. Algunos se aliaron con policías que ahora son investigados.

El caso más grave ocurrió a principios de julio anterior, cuando mataron de un balazo a una colegiala de 17 años para robarle su celular. Los sospechosos del crimen son vecinos de Matina. La Policía Judicial los identificó como de apellidos Urbina (policía), Castillo y Barboza. Ellos descuentan prisión preventiva.

Drogas y saqueos

Casi no hay un solo edificio público que no haya sido visitado por los delincuentes. Están la biblioteca pública, el Cen-Cinai, la municipalidad y el colegio.

El consumo de drogas está fuera de control, especialmente entre jóvenes de 14 a 17 años para quienes no han opciones de trabajo en el cantón. Son los que estiman las autoridades, roban para comprar más droga.

Pocos salen de sus casas después de las 7 p.m. “Da miedo andar de noche”, dice Andrea Rogers, directora de la biblioteca.

“Aquí solo hay bananeras y no le dan trabajo a los adolescentes. Necesitamos, con urgencia, que vengan empresas al cantón, de lo que sean, para abrir mercado y puestos laborales”, afirma Glenda Lee Robinson, vicealcaldesa.

El alcalde local, Elvis Lawson, reconoce que “hay mucha inseguridad” y anuncia que coordinan con diversas entidades públicas para “crear oportunidades de empleo para la juventud”.