Mario es menos serio que los personajes a los que le da vida en la pantalla chica, tímido de repente, pero de sonrisa fácil.
Como buen cubano él también es pachanguero, “soy 100 por ciento cubano”, nos dijo y hasta se atrevió a calificarse como bailarín, “soy bueno”.
Muy enfática es su respuesta cuando dice que le teme a la ignorancia y que Dios es su guía.
Para este guapo moreno de 40 años, la familia es lo más importante en el mundo, la cual por cierto componen sus padres y una hermana.
No es de andar de fiesta en fiesta y tiene amigos como los dedos de la mano, amistades un montón. Además, aseguró que dos de tres chistes le salen bien.
Desde muy joven sabe lo que es trabajar por lo que quiere, pues siendo veinteañero se aventuró en dejar la seguridad del terruño caribeño para ir en busca de sus anhelos en México, donde estudio actuación y más tarde tuvo sus primeras oportunidades en las telenovelas.
Es cuidadoso con el dinero, pero cuando se trata de gastar, él se da gusto en viajando.
En esta etapa de su vida analiza con cuidado sus pasos, por eso a lo mejor es que quiere disfrutar de todo más tiempo.
“Si pudiera cumplirme tres deseos serían: Que el día durara 36 horas, 24 horas para crear y disfrutar y 12 horas para descansar y reponerse”, anotó.
Además de los dramas que vive en las novelas no le quita el ojo a las películas, de hecho acaba de terminar una cuyo título es “The Black Russian” y está por terminar “Light up my Heart”.
Su vida siempre ha sido el arte, pero le habría gustado ser piloto de avión.
Le agrada la música y más especificamente el rock, así como ver series de televisión.
En cuanto al trabajo, es casi gitano, pues las historias lo han llevado a Miami, Colombia y Argentina.
Todas las telenovelas le han dejado algo especial, lo mejor es que le han permitido explorar distintos aspectos del ser humano, explicó el galán.
