Deportes
Viernes 10 de febrero de 2012, Costa Rica
Pasión por el deporte

¡La afición juega!

German Retana, gestor de desarrollo

redaccion@aldia.co.cr

Curiosamente, es más fuerte el efecto de una rechifla que el de un aplauso. Es decir, el apoyo motiva a un jugador que, de todos modos, desea ganar. Y eso es positivo.

Pero si la afición se expresa en contra, el efecto negativo es bastante mayor porque desorienta a jugadores, que se dejan influenciar desde fuera de la cancha. Si el jugador no posee una sólida inteligencia emocional, se ofuscará, agravando aún más el desempeño del equipo.

No conozco un jugador que juegue para quedarle mal a la afición; al contrario, todos valoran el reconocimiento de los demás. ¿Entonces por qué una parte de la afición no confía -por ahora- en que iremos al Mundial 2014? Obviamente hay un efecto de la eliminatoria anterior, del fracaso de la olímpica y otras selecciones menores en los últimos tres años. Además, todavía está a la expectativa de los primeros resultados oficiales del trabajo de Jorge Luis Pinto.

Cada jugador tiene una motivación diferente para darse al máximo y llegar al Mundial. De allí que la reacción de la afición tiene efectos diversos que, en el seno del camerino, se deben manejar con sumo cuidado. Unos jugadores son indiferentes, otros redoblan esfuerzos si son criticados o apoyados y algunos pierden concentración, por estar pendientes de la aprobación externa. En un equipo unido se disminuyen los efectos individuales.

Desde mi experiencia, si cada actor (directivo, técnico, jugador y administrador) relacionado con la clasificación hace bien su parte y ayuda a los otros a hacer la suya, todo saldrá bien, pero si uno solo interrumpe, boicotea, mete autogoles y no mira en la misma dirección, entonces el apoyo de la afición sumará poco a la ilusión compartida. Se debe tener claro quién es el verdadero rival.

¡Usted, aficionado, juega. Tómelo en cuenta!