En una banca del parque central de Alajuela Rafael Ángel Alfaro le declaró su amor a Iris Cortés para compartir con ella el resto de su vida.
Ya tienen juntos 58 años y seis meses, pero en la mente de don Rafael sigue vivo el recuerdo de aquel día y de los ojos de su amada vistiendo el hábito de la Orden de las Carmelitas.
A los tres meses de la propuesta de matrimonio y con tan sólo un año de noviazgo, se casaron, dicen ambos sin bombas ni platillos.
El 25 de julio de 1953 a las 6 a.m. en la Catedral de Alajuela ambos dijeron: “sí quiero”.
Iris lucía un vestido sencillo blanco hueso y por unas horas usó en su dedo anular el anillo que un amigo les prestó para poder casarse.
“Nunca nos interesó llevar anillo y era muy caro en ese entonces. Creemos que el matrimonio va más allá por eso en todos estos años juntos no hemos pensado en comprarlos”, dijo Rafael mientras tocaba el borde de la falda de su compañera en el sofá de su hogar, en La Agonía de Alajuela.
Entre risas, Iris recordó como ha sido la vida con este hijo de Santo Domingo de Heredia.
Se conocieron como tantos jóvenes de pueblo: dando vueltas alrededor del parque frente a la iglesia.
Rafael cuenta que la vio y de inmediato quedó maravillado ante su hermosura. Tan solo dice: “vea y dígame”, mientras señala la fotografía de ella cuando era joven sobre una repisa en su sala de su casa.No olvida que a los pocos días se la volvió a encontrar en una procesión de Semana Santa mientras ella representaba a María Magdalena.
¿Cuál ha sido su secreto? Se vuelven a ver y dicen: respeto, solidaridad y comprensión.
Ninguno niega que han habido altos y bajos, como en todo, sin embargo creen que su secreto ha sido el haberse casado con la idea firme de que era para siempre.
Ambos palparon la lejanía en sus propias familias y antes de comprometerse pensaron en no repetir el patrón que vieron por años en su casa.
“Papá lastimó mucho a mamá y siempre me dije que no quería eso así que luche porque no fuera así”, con firmeza señaló Rafael.
Con los años la familia creció y reinaron los hombres en casa, pues tuvieron tres hombres, hoy todos profesionales.
Nunca pasaron hambre, pero todo lo que tienen ha sido a base de esfuerzo. Mientras él trabajaba en la construcción y jugando como defensa con La Liga , Iris, se encargó de la crianza de sus hijos y de ahorrar cada colón para el futuro de la familia.
Una huella
Han enfermado, como sucedió el año pasado, pero salieron adelante y reforzaron la idea de que son el uno para el otro.