Si hay un músculo que debe estar en forma es el corazón y muchos pasan por alto esa premisa poniendo en peligro sus vidas.
Olvidan que para tenerlo saludable el secreto está en la alimentación y el ejercicio.
Paola Soto, nutricionista, señaló que la actividad física contribuye a mantener el peso bajo control, reducir los niveles de lípidos sanguíneos, vigilar la presión arterial y mejorar el nivel de energía de toda la población.
Y lo que concierne a la comida tiene una influencia directa sobre la salud para mejorarla o no.
“Se debe evitar o controlar el consumo de grasas saturadas, colesterol, sodio y azúcares. Hay que incluir en el plato diario frutas, vegetales, cereales integrales, lácteos descremados, carnes, aves y pescado con baja grasa”, dijo Soto.
Cuando una persona opta por comida grasosa o le da pereza hacer ejercicio no toma en cuenta las implicaciones a largo plazo, recalcó Gloria Bermúdez, médico del Hospital Metropolitano.
Fuertes latidos
La Federación Mundial del Corazón determinó que ocho de cada 10 infartos se pueden evitar. De ahí la importancia de tomar una actitud preventiva, insistió la doctora Bermúdez.
Agregó que entre los principales factores de riesgo para ser considerado una posible víctima se encuentran: el sedentarismo, fumar, ser hipertenso, diabético, obeso y tener un historial familiar de enfermedades cardíacas.
Si cumple con al menos dos de estos factores ponga cuidado porque está en franja de alerta.
¿Qué hacer? Revise con frecuencia los niveles de presión, seleccione alimentos ricos en magnesio, potasio y calcio. Sin dejar por fuera la proteína y la fibra.
Otro aliado en la lucha para tener en forma al corazón es llevar ajo a la mesa para estimular el sistema inmunológico y bajar los niveles de colesterol produciendo un efecto cardioprotector.
