Washington/Ap.- Los estadounidenses hicieron ayer una pausa, una vez más, para conmemorar el undécimo aniversario de los ataques terroristas del 11 de septiembre del 2001, aunque también con una sensación de que es momento de seguir adelante tras una década de recordar el hecho.
Al igual que en otros años, miles se reunieron en el Centro Mundial de Comercio de Nueva York, frente al Pentágono y en lo que solía ser un maizal en Shanksville, en Pensilvania, para leer los nombres y apellidos de casi 3 mil víctimas mortales en los peores ataques terroristas de la historia estadounidense.
El presidente Barack Obama fue a la ceremonia del Pentágono y el vicepresidente Joe Biden hablará en Pensilvania.
Pero muchos sienten que el décimo aniversario de los ataques conmemorado el año pasado fue un punto de cambio emocional en el dolor popular. Por primera vez, las autoridades electas no hablarán ni pronunciarán discursos en las ceremonias, lo que a menudo les permitió un turno solemne bajo los reflectores, pero provocó dudas sobre la dimensión pública y privada de los ataques.