Miércoles 13 de mayo de 2009, San José, Costa Rica
Sucesos | Caso vinculado con el decomiso de 30 kilos de efedrina
Convicto usaba sus horas de libertad para cuidar droga
Aprovechó que solo dormía en la cárcel dos días a la semana
  • AlDia.cr
    Chaves trasladaba la droga en el fondo de un falso piso. Además de este “pickup”, la PCD decomisó otros dos autos. MSP.
  • AlDia.cr
    A Castañeda, a los ticos y al nica (los tres últimos fuera de foco), el juzgado les dictó 4 meses de prisión preventiva. Archivo.

Rodolfo Martín
rmartin@aldia.co.cr

Un reo que disfrutaba del beneficio de salir de la cárcel y solo debía presentarse a dormir en ella dos días a la semana, era el que cuidaba los 30 kilos de efedrina decomisados el sábado, según fuentes policiales.

El condenado, de apellido Vargas y que descontaba ocho años de cárcel por transportar droga, aprovechaba su tiempo en libertad para vigilar un cargamento que, de haber sido procesado, pudo generar una ganancia de ¢1.500 millones, según calculó de Emilia Ramírez, jefa de la Unidad de Control y Fiscalización de Precursores del Instituto Costarricense sobre Drogas (ICD).

“En el peor de los casos, en un laboratorio clandestino, a cargo de los llamados ‘cocineros’, ofrece un rendimiento del 75 por ciento”, añadió Ramírez.

Los 30 kilos habrían producido 150 mil dosis de anfetaminas.

Vargas fue reclutado por el líder de la banda, un sujeto de apellido Chaves, quien le facilitó obtener el beneficio de la libertad, al ofrecerle “trabajo” en una soda de su propiedad.

Fue en este local, situado en Guadalupe, Goicoechea, donde el sábado intervino la Policía de Control de Drogas (PCD).

Chaves era el enlace entre los carteles colombianos y mexicanos. Los primeros son los productores y los segundos, los fabricantes, afirmó una fuente policial.

Los colombianos llamaban desde su país, por teléfono, a Chaves para comunicarle cuándo debía recoger la droga en Paso Canoas.

Luego, se la entregaba a Vargas, quien la guardaba en una casa de Jericó, en Desamparados.

La banda, además, había contratado a una mujer, con un hijo pequeño, para que viviera ahí y, en conjunto, simularan ser una familia.

La entrega a los mexicanos solo era efectiva por orden de los colombianos.

El grupo fue desarticulado el sábado pasado cuando, precisamente, negociaban la entrega de los 30 kilos.

Esta vez, la transacción tuvo lugar en la soda de Chaves y quien la recibió no fue un mexicano, sino un colombiano de apellido Castañeda, quien se hacía acompañar por un guardaespaldas nicaragüense, apellidado Viales.

Los cuatro fueron detenidos y el Juzgado Penal de Turno Extraordinario les impuso cuatro meses de prisión preventiva, confirmó en un comunicado el Poder Judicial.

Ramírez explicó que la efedrina, con la cual pueden fabricarse drogas sintéticas como anfetaminas, es un estimulante muy potente, adictivo y que puede causar hasta daño cerebral y trastornos de alimentación.

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