Vancouver / DPA. - Apolo Anton Ohno tuvo gripe A, pero se obligó a tragar algas marinas y completó 1.500 kilómetros de entrenamientos. Adelgazó más de siete kilos para los Juegos Olímpicos de invierno, redujo la grasa en su cuerpo en un 2,8 por ciento y se alimentó a diario con arroz marrón con aceite de coco.

La cura radical a la que se sometió valió la pena: la tercera plaza en los 1.000 metros convirtió a la gran estrella del “shorttrack” en el atleta estadounidense más exitoso del olimpismo invernal con siete medallas ( dos oros, dos platas y tres bronces en tres Juegos diferentes).

“Si no sintiera esto como algo increíble no sería un ser humano”, dijo el patinador de 27 años. “Pero el camino hasta aquí fue endemoniadamente duro”.