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Domingo 30 de octubre de 2011, Costa Rica

Rancho Margot, en San Ramón, cautiva a extranjeros y locales

Experiencia ecológica cambia visión de turistas

Édgar Chinchilla, corresponsal+

redaccion@aldia.co.cr

San Carlos. - En la zona norte, cerca del volcán Arenal e inmersa en el bosque lluvioso, está la finca Margot, verdadero paraíso ecológico digno de conocer.

Se trata de un experimento como pocos en el mundo. Pretende dar una percepción distinta al turismo rural comunitario, pero con un enfoque cinco estrellas.

Más que un hotel, se trata de una finca totalmente sostenible, con capacidad para producir sus alimentos, electricidad, calefacción, el gas y hasta los abonos de los cultivos.

Su propietario es Juan Sostheim, un exitoso químico de origen chileno quien encontró en Costa Rica un refugio para hacer realidad su sueño de joven.

Fue un problema de salud el que lo motivó a vender su empresa y buscar, en alguna parte del mundo, un lugar para desarrollar un proyecto totalmente amigable con el ambiente.

De esta manera, nació, hace siete años, Rancho Margot. Está ubicado 30 kilómetros al noroeste de La Fortuna, en la comunidad de El Castillo de San Ramón.

Enfoque ecológico

El sitio se basa en tres pilares que lo hacen único: la base turística con un enfoque totalmente ecológico, la base de producción orgánica que le permite ser autosuficiente y la base educativa con participación de científicos y universitarios de varias partes del mundo.

Consta de 152 hectáreas de terreno y tiene capacidad para albergar a 200 personas en 17 búngalos y cabinas.

Fueron construidas de manera tal, que el visitante puede vivir una experiencia directa con la naturaleza.

Aquí se siembran las hortalizas, vegetales y frutas que luego son consumidas por los turistas.

Mantiene estanques con tilapias, así como un gallinero con más de 400 pollos y gallinas.

Además crían cerdos y ganado de manera natural y sin producir malos olores, ya que son inhibidos con microorganismos reproducidos ahí.

Con gas metano

Con tres enormes biodigestores producen el gas metano que alimenta la cocina y con sus aguas generan energía eléctrica para alimentar las áreas del centro de hospedaje.

Además, utilizan un sistema natural para calentar el agua que llega a las habitaciones.

En este rancho no hay televisores; lo único que lo une al exterior es el servicio de Internet que se usa con los clientes para las reservaciones.

Quienes lo visitan pueden disfrutar de un buen masaje, de terapias de yoga y de dos parques de juegos: uno para niños y otro para adultos. Otra de sus atracciones es su piscina de agua fría y otra de agua caliente que está bajo techo.

Si busca de paz y un sitio amigable con el ambiente, pero muy confortable, debe visitar esta finca donde el INA tiene su escuela de turismo rural sostenible.