Sábado 18 de diciembre, 2004. San José, Costa Rica.


Recuento de los hechos más relevantes en nuestro país durante el 2004... Luis Miguel en concierto... Luis Miguel en concierto... Luis Miguel en concierto... Luis Miguel en concierto...

Campeonato Nacional 2004-2005


 

Perspectivas

Tiempo de perdón

Eduardo Castro

Navidad es, sin duda alguna, la época más linda del año. Nos recuerda el nacimiento del Hijo de Dios.

Y nos evoca, indefectiblemente, aquella época de la niñez en la que esperábamos con ansias los regalos que con miles de sacrificios nos compraban nuestros padres. Era, también, tiempo en que apenas comenzaban las tan esperadas "vacaciones de tres meses".

Quienes tuvimos la dicha de crecer en un medio urbano, primero, y en otro semiurbano (claro, en aquel entonces), después, tuvimos la doble experiencia de disfrutar la Navidad en dos medios diferentes, pero llenos de entusiasmo.

Eran tiempos -claro que hablo de mediados de los años 50 del recientemente concluido siglo XX- de pobreza. Así que no todos teníamos acceso a la tan deseada bicicleta, pero siempre había -siempre los hay- el amigo que nos la prestaba, hasta, incluso, aprender a conducirla y sufrir, por supuesto, algunos obligados raspones.

Había menos gente y, por lógica, menos hechos en contra del prójimo. Aunque la envidia existía y seguirá existiendo, los ticos eran menos dados al tratar de vivir con lo que no tenían, menos a aparentar y, obligado, a no tratar de subsistir al mínimo esfuerzo y menos a llevar una vida fácil con lujos inútiles y cubriendo necesidades no necesarias a cualquier precio, aunque fuera el de conciencia.

Mucho de esto se ha perdido hoy en día. Muchos sucumben al negocio fácil, oscuro y en contra de su prójimo, con el único fin de darse cuanto lujo quieran tener.

Por eso es que ahora muchos deponen su honor y el de sus familias, con tal de darse una vida cómoda (¿les será, acaso, incómoda en sus conciencias?).

Aunque algunos engañen a padres, hermanos, esposa o hijos, caen, y aunque hayan cubierto de lujos sus vidas y las de los suyos, cuando eso ocurre, han dado a sus seres queridos el peor de los ejemplos y la peor de las herencias.

Para quienes así han actuado no queda más que pedir porque se sobrepongan a los malos actos y vuelvan a la buena senda.

Hablemos y practiquemos la humidad, en el buen sentido de la palabra y no en el mal uso que muchos ticos le dan. Recordemos a quien nació en un pesebre y pese a tener todo el poder (tan ansiado hoy y siempre) renunció a él y murió en la cruz por nuestra salvación. Amén.

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