Salud

Comelones fuera de control

Vigile los niveles de ansiedad y dele descanso a su estómago

Acaban de almorzar pero sienten que todavía tienen hambre y no se tranquilizan hasta echarse algo más a la boca.

¿Qué pasa? Según los expertos estas personas sufren de ansiedad por la comida, un problema muy frecuente que puede ocasionar trastornos en el organismo a mediano plazo.

María Marta Ortíz, doctora y especialista en nutrición, señala que comer sin límite durante todo el día es una forma de ocultar necesidades no satisfechas.

La solución no está en encontrar algo que quite el hambre, sino, dice Ortíz, en descubrir por qué se come tanto.

Con los alimentos que se ingieren en el desayuno, el almuerzo o la cena el estómago queda satisfecho, por lo general, unas dos o tres horas. Ese es el tiempo justo que demora el paso de la comida del estómago al intestino.

Sin embargo, los comelones compulsivos no pueden respetar ese proceso, en especial cuando hay factores a su alrededor que disparan la ansiedad.

A menudo el problema es provocado por el estrés, el exceso de preocupaciones, la falta de afecto o falta de recursos económicos.

También se ha visto que cuando se deja bruscamente el cigarrillo o el alcohol, la gente sustituye el vicio por comida.

La doctora Ortiz indica que hay que aprender a leer el hambre, es decir, hacer un autoexamen de nuestros temores. A partir de ahí se puede reconocer, por ejemplo, que le hace falta un amigo y no un plato de golosinas.

Si el hambre persiste, se pueden comer cosas con pocas calorías, como frutas, palitos de zanahoria, bróculi, chile dulce con limón y sal o tabasco. También se ha recomendado recurrir a las palomitas de maíz, pero sin mantequilla y con poca sal. Si la persona nologra controlarse debe buscar ayuda profesional.