Se espera que en el 2020 astronautas vivan en la superficie lunar

Ojos sobre la Luna y el planeta rojo

La NASA planea convertir nuestro satélite en una base y, después, partir a la conquista de Marte

AFP y AP.- La Agencia Espacial de Estados Unidos (NASA) estudia la posibilidad de establecer una colonia de astronautas en el polo sur de la Luna en el año 2020. Esta sería la primera etapa de un ambicioso programa de exploración humana del Sistema Solar.

El proyecto, que enviará a humanos nuevamente a la superficie lunar, por primera vez desde 1972, es un esfuerzo conjunto de 14 agencias espaciales del mundo.

El plan de la NASA prevé el establecimiento de un puesto de vanguardia lunar, como una etapa para los astronautas en ruta a Marte. Esta colonia permitiría, sobre todo, extraer hidrógeno y oxígeno para producir agua y carburante para los motores de las naves.

Según el plan actual –descrito por la agencia como un “camino seguro para un regreso a la Luna”– primero viajarán robots al satélite, antes que misiones tripuladas, para estudiar los mejores sitios de aterrizaje y determinar con qué recursos naturales se podrá disponer.

Luego, a partir del 2020, serán despachadas tripulaciones de cuatro personas con vehículos de exploración lunar, que efectuarán varias estadías de una semana cada una hasta que los módulos de habitación y suministro de electricidad permitan misiones prolongadas.

Una vez construida una vivienda permanente, el programa prevé misiones de hasta 180 días.

La NASA planea establecer una base, alimentada con energía solar, en uno de los polos de la Luna, que, una vez terminada, serviría para preparar misiones tripuladas a Marte.

“Con este puesto de avanzada, la NASA puede aprender a usar los recursos naturales de la Luna para alimentarse, preparar un viaje a Marte, realizar investigaciones y estimular la participación internacional”, señalaron.

Shana Dale, directiva de la NASA, explicó que las condiciones en los polos parecen presentar características más favorables, particularmente, el polo sur, que goza de una larga exposición solar, ideal para producir electricidad.

El anuncio de esta semana, concuerda con lo dicho por Bush en el 2004, cuando reveló la exploración del espacio. Estados Unidos prevé enviar nuevamente astronautas a la Luna y, después, partir a la conquista de Marte.

Para lograrlo, la NASA está desarrollando la cápsula tripulada Orión y nuevos cohetes lanzadores, los Ares. Están previstos ensayos de estos aparatos en los próximos dos años; se supone que el Orión volará por primera vez en el 2012.

Entre tanto, la agencia seguirá usando sus transbordadores, hasta que expire su vida útil en el 2010, y enfocarse en terminar la Estación Espacial Internacional.

Marte está activísimo Comparación de los Montes Centauro de Marte, en 1999 y el 2005. A la derecha, se ven los canales formados por el agua. AP EFE.- El hallazgo de agua líquida en Marte, a partir de imágenes captadas por la NASA y dadas a conocer esta semana, sugiere por primera vez que es un planeta activo, capaz de remodelar su superficie, y que lo ha venido haciendo en los últimos años. Expertos españoles en geología marciana dicen que el descubrimiento es novedoso porque se ha podido determinar cuán recientes son las zanjas dibujadas por el agua, que fluye en las laderas de los cráteres. Las fotos tomadas en el 2004 y el 2005 por la cápsula Mars Global Surveyor muestran dos depósitos de sedimentos que sugieren que el agua habría arrastrado material en algún momento durante los últimos siete años. El hallazgo apunta a que el líquido pudo emerger a la superficie y fluir brevemente antes de evaporarse o congelarse. No se puede determinar a simple vista si el agua esta fría o caliente, y si hay vida debajo de la superficie del planeta rojo. Ya en el 2004, los vehículos de la NASA, Spirit y Opportunity, aportaron pruebas de que hace miles de millones de años hubo una especie de sopa de agua salada y ácida cubriendo parte de la superficie marciana, que pudo albergar formas de vida. Ambos hallaron, también, sulfatos de azufre así como pruebas de que una corriente de agua subterránea podría haber transformado cenizas volcánicas en rocas ricas en hierro.