Desde mi espejo
Sin nada tuyo Haydée de Lev Actriz
22 de noviembre: 13º centígrados. Esa helada mañana recordé el “Canto para los niños sin infancia”, de la poetisa costarricense Julieta Dobles.
Le transcribo un fragmento:
“A las diez de la noche la lluvia extiende sobre las piedras su fatigada lengua de frío. A las diez de la noche el hambre muerde y muerde cerca del corazón.
“A las diez de la noche te quedas en la esquina solitario, tembloroso, y aunque quieres gritar que no se vayan todos, que no te dejen la calle abandonada, que el viento, si no hay nadie, gruñe y empuja contra las paredes, la soledad se posa, inevitablemente, sobre tus manos sucias y asombradas.
“Es la hora en que los niños duermen para no oír al miedo nocturno que se agita. Pero tú, pequeño de seis años, no eres niño siquiera; cuando naciste, alguien dijo que la infancia no te pertenecía y desde entonces lo vienen repitiendo muchas bocas.
“El pan tampoco es tuyo, ni el cariño, ni esos seis años que te vienen grandes, y por eso, sin nada tuyo, ni siquiera el sueño, miras la calle como a una larga pesadilla sin sombra entre los ojos.
“Pero algún día te será devuelto tu corazón de niño, tu reposo de niño y la pisada de amor que te negaron sobre la tierra. La noche no podrá apretarte nunca más contra las mesas de los bares, ni gritarte en el miedo con su voz de borracha”.
¡Qué doloroso y qué cierto!
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