Pido la palabra

Como propia

¿Qué tal, si a finales de agosto se decide a hacer un paseo distinto, con sus propios encantos, sus atractivos poco usuales, dentro de un ambiente cálido, acogedor, lleno de sorpresas y de vivencias que no siempre se experimentan?

Por esos días, podrá admirarse de la imaginación que ponen algunos en sus quehaceres, de la destreza sin par de otros, del empeño hecho obra, del rigor que transforma, de cómo lo inerte se convierte en muestra viva. De cómo se enseñan realidades para muchos y sueños para casi todos.

Se verán edificaciones, composiciones y estructuras, armadas con refinada estética; se escucharán sones, llevados con compás y ritmo; se admirarán de las escenificaciones, actuaciones y dramatizaciones; habrá poesía, ciencia y análisis; bullirán imágenes, sonidos y luces.

Frutos de la tierra, del sol y del aire. Frutos del experimento, de las pruebas de ensayo y error. El entorno será muy agradable. Un entorno que, día con día, llenan las voces de sus hijos, hermanos y hasta de sus padres. Pero, a pesar de ello, un entorno que algunas veces sentimos ajeno. Aunque allí se alojen una meta por alcanzar, un sueño al cual seguir, un logro por abrazar.

Cuando agosto rinda sus últimos respiros, los días 25, 26 y 27, habrá un acontecimiento que vale la pena disfrutar: la Universidad de Costa Rica abrirá sus puertas y esperará gustosa que la visitemos, la conozcamos, veamos su quehacer y la sintamos propia. Como propia es.