El tubo lo tenía cargado con unas seis
Víctor se vino de la Zona Sur escapando de una familia, según él, desintegrada. Su padre, dijo, vendía drogas y su madre era adicta.
En las calles de San José trata de sobrevivir. Duerme donde le caiga la noche. Algunas veces tiene plata y alquila con un amigo un hotel.
Otras veces duerme en la calle. No hay otra opción.
“Quiero que toda Costa Rica se de cuenta de lo que pasamos, de lo que vivimos”, dijo el muchacho y, al parecer, minutos antes había consumido una piedra.
Sus dedos están marcados por el calor del tubo con el que consume “crack”. En ese momento, según él, tenía seis piedras adentro.
Lo hizo con una sombrilla y en segundos nos dio una breve explicación de cómo construir uno. Al tiempo que hablaba, de vez en cuando, se tomaba un trago. Él, al igual que muchos adictos, combina el tabaco, el alcohol y el “crack”.
“Quiero salir de esto, pero es muy difícil”, dijo.
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