Sobre el terreno

¿Cómo se ganan y merecen los aplausos?

Aplaudir debería significar aprecio al rendimiento de alguien en el campo artístico, teatral, músico y hasta en lo deportivo.

Reconocer su capacidad, entrega, calidad y talento. Así me lo explicaron mis padres, recibí tal orientación en la escuela, posteriormente en teatros, auditorios o estadios.

Últimamente, concretamente en los últimos partidos del anterior Campeonato de fútbol y en algunos juegos de las Selecciones Nacionales, noté que existe alguna confusión en la apreciación del acto del jugador. No sé qué pensar al ver que después del pase, que no lo podría ni alcanzar teniendo motocicleta, el destinatario aplaude al autor. Lo mismos aplausos recibe el jugador que frente al marco, a veces sin portero no es capaz de anotar. Desgraciadamente he visto como sus compañeros y también la afición, aplaude cuando el jugador sale después de ser expulsado.

¿No es que las jugadas perfectas, definiciones o los actos de Fair Play merecen los aplausos? No creo equivocarme.

Aún recuerdo el enojo de figuras exitosas, hoy exjugadores como Mauricio Montero, Róger Flores, Juan Cayasso, Óscar Ramírez y Gabelo Conejo, cuando a sus compañeros les faltaba entrega.

También sus alegrías con sus debidas felicitaciones cuando lograron jugadas perfectas. Pero nunca sin meritos buscando diferenciar éxito con mediocridad. Que hoy probablemente tiene para los actores la prioridad.