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 Nacionales Domingo 24 de junio, 2007, San José, Costa Rica.
 

Relación con gigante asiático data del siglo XIX

La huella de inmigrantes chinos en Costa Rica

Intelectuales, médicos, comerciantes y hasta un astronauta tico nos cuentan su historia y la importancia que tiene en su vida la herencia cultural.

Alejandro Arley Vargas

Colaboró: Rolando Avilés, corresponsal en Puntarenas

El reciente inicio de las relaciones diplomáticas con la República Popular China, por parte del Gobierno costarricense, volcó los ojos del país hacia una nación asiática que está más cerca de lo que parece.

Intelectuales, deportistas, médicos, comerciantes, ingenieros, artistas, políticos y hasta un astronauta tico, comparten un legado milenario de tradición y cultura en sus familias.

La sangre de inmigrantes chinos corre por sus venas. Son descendientes de foráneos cuyas raíces se extendieron como las de un Guanacaste en las cálidas tierras pamperas.

Según datos de Migración, en Costa Rica hay 4.751 residentes de la República Popular China. En el 2006, 1.500 ciudadanos de ese país nos visitaron.

Llegaron en el siglo XIX

Hilda Chen Apuy, experta en temas relacionados con el gigante asiático, explicó que los primeros chinos llegaron al país en la segunda mitad del siglo XIX.

“Eran trabajadores contratados. Muchos quedaron desocupados en Panamá y vinieron a Costa Rica a desempeñar tareas agrícolas entre 1850 y 1855”, dijo.

Provenían del puerto de Cantón, ubicado en la provincia de Guangdong, al sur de China. Rápidamente, las provincias de Puntarenas y Limón se convirtieron en sus nuevos hogares.

“Mi papá fue de los primeros que llegaron a Puntarenas”, recordó Chen Apuy, de 84 años y ganadora del Premio Nacional de Cultura Magón, en el 2003.

Los chinos también trabajaron arduamente en la construcción del ferrocarril al Atlántico después del año 1870.

Su respeto por los ancianos, el trabajo duro, la unión familiar, el buen uso del dinero y tener una excelente educación, son parte de los valores que, según Hilda Chen, identifican a esta cultura.

En San José hay un centro cultural chino donde se ofrece al público clases de mandarín y cocina tradicional. Su presidenta es Deyanira Chang, prima del astronauta costarricense Franklin Chang Díaz.

La cuchara de oriente

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La familia de don Joaquín le ayuda mucho.
Rolando Avilés

Puntarenas.- Joaquín Casaw dejó su natal China hace 52 años, a bordo de un barco, y con su extraordinaria habilidad para cocinar en su equipaje.

Llegó a Puntarenas donde se caso con su compatriota King Yee Chiu. La pareja tuvo dos hijos costarricenses Mario y Hania.

En 1948, en pleno tiempo de guerra civil, se asoció con Juan Chen, quien había llegado antes a Costa Rica, para crear el restaurante Chung Sang, en pleno centro de la provincia. En 1969 pasó a ser el único propietario. A sus 84 años, Casaw sigue cocinando y su hijo Mario, de 33 años, está al frente de la parte administrativa.

“Estoy muy orgulloso de mi papá. Él nos enseñó todo sobre la comida cantonesa”, comentó.

Pese a que los años ya se notan en su tono y andar pausado, Casaw no pierde su don de servicio y amor por su trabajo. Actualmente, el restaurante es uno de los sitios más populares de Puntarenas. “Muchas personalidades han comido aquí”, comentó orgulloso don Joaquín.

“El Confucianismo da valores”

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Hilda Chen Apuy, experta en cultura china

¿Cuáles características tienen los valores chinos?

Están muy permeados del Confucianismo. Confucio fue el gran maestro y filósofo del siglo V antes de Cristo. Era una filosofía ética y moral que tiene por principio que la naturaleza del hombre es buena.

¿Qué más se hereda del Confucianismo?

El respeto a los ancianos, a los mayores. Impone conductas éticas, si se es buen confuciano, se aplican la honestidad y la veracidad.

¿Cómo ve el Confucianismo la educación?

Es muy importante. Un migrante que llega pobre, tal vez tiene su negocio pequeño pero sus hijos van a la escuela y cuando tiene algo de dinero los pasa a las mejores. Sus hijos serán profesionales. Confucio quería una sociedad justa sobre la base de la educación.

¿Y el valor del trabajo?

Lo viví en mi familia. Mi papá llegó en barco a Puntarenas, trabajó y salió adelante.

¿Dónde está el verdadero valor de la cultura China?

No solo en los objetos, el arte o en las comidas, sino en todo lo que transmiten como valores.

Médicos comparten origen y lugar de trabajo

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Álvaro Chan y Sonia Koon, dermatólogos.
Róger Benavides

A diario se ven en los consultorios del Hospital México. Además de compartir su especialidad en dermatología, Álvaro Chan y Sonia Koon, son dos médicos costarricenses que tienen en común su origen familiar chino.

La casualidad los puso al lado del doctor, Joseph Wang, quien nació en China, y también es dermatólogo del centro médico. El padre de Sonia se llama Young Koon Jack, tiene 87 años, vive en San José, y es conocido como “Carlos”.

“A él lo trajo mi abuelo. Cuando llegó se fue a vivir a Guanacaste, ahí conoció a mi mamá, Idalí Rodríguez y se casaron”, recordó la médica. Koon tiene hermanos en China a los que no conoce en persona. “Uno de ellos me mandó unas pinturas muy lindas”, dijo. Pese a que no habla el idioma de sus antepasados, ni se declara una conocedora experta de la vasta cultura oriental, asegura que heredó muchos de sus principios fundamentales.

“Tengo un buen aprendizaje en cosas como el ahorro y el respeto por los mayores”, añadió.

Hijo de tigre...

El doctor Álvaro Chan Navarrete sabe lo que es una celebración del Año Nuevo Chino o compartir la fiesta de la cosecha.

“Mi papá se llama Álvaro Chan Cheng, tiene 70 años y aunque nació en Costa Rica, es hijo de dos chinos. Mi abuelo se llamaba José Chan Cheng”, dijo.

Para hacer más grande la coincidencia, el padre de Álvaro es dermatólogo y fue profesor de la doctora Koon en la universidad. Chan afirma que su madre, Iris Navarrete, se ha interesado mucho en aprender sobre las tradiciones chinas. El médico coincide con su colega, en que el respeto a las personas mayores y el deseo de estudiar, son dos esenciales virtudes que heredó de sus ancestros.

Comerciantes expertos

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Parte de la familia.
Reproducción de Róger Amoretty

Una de las virtudes de los chinos, sin duda, es su disciplina para los negocios. Un vivo ejemplo es la familia de Leiva Sánchez León, chino de nacimiento.

Llegó al Cairo de Siquirres, Limón, a los 14 años. Luego de mudarse al centro de la provincia, se casó con Teresa Chow Yam y tuvieron 7 hijos, todos ticos.

Tuvo su propia fábrica de zapatos y logró recuperarse luego de que se le incendiara. Ahora él y su familia poseen una ferretería, varios restaurantes de comida china y hasta hoteles.

Un astronauta tico con raíces chinas

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Franklin Chang junto a su padre.
Reproducciones de Manuel Vega

La historia es larga en años, pero fácil de entender en pocas líneas.

Como todo un aventurero, José Chang viajó en barco de China a Costa Rica, a inicios del siglo XIX.

En 1912, se casó en Esparza con la costarricense Cándida Morales, con quien tuvo 11 hijos.

Uno de ellos fue Ramón Chang Morales, que se unió en matrimonio con María Eugenia Díaz y de esa relación, nació uno de los personajes más importantes en la historia del país: el astronauta Franklin Chang Díaz. Rónald Chang, hermano de Franklin, comentó que les apasiona investigar sobre su origen chino.

“Mi hermano viajó allá, se puso a buscar la historia de nuestra familia y encontró cosas muy interesantes”, expresó Rónald, director en Costa Rica del laboratorio Ad Astra Rocket.

Rónald expresó que dos de los valores más fuertes en las familias chinas es el trabajo en equipo, y ver el estudio como una prioridad.

“En eso se nota bastante la influencia de nuestros antepasados porque somos muy unidos”, añadió.

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El abuelo del astronauta Franklin Chang, anotaba en esta libreta, importantes fechas familiares.

El hermano de Franklin gusta de las enseñanzas de Confucio, el gran filósofo chino.

María Eugenia Díaz, madre del astronauta, compartió la tarde del viernes con Ana Rosa Chang, única hija sobreviviente del matrimonio entre don José y doña Cándida.

Con fotografías y anécdotas a flor de piel, recordaron pasajes de su historia.

Doña Ana conserva una libreta en la que su padre (abuelo de Franklin) anotó las fechas y horas de nacimiento de todos sus hijos. El documento original es el que se muestra en la fotografía de al lado.

“También la libreta cuenta cuándo llegó él al país y cosas que hizo”, concluyó.

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Joaquín Casaw, “echó raíces” aquí hace 52 años. Tiene un restaurante en Puntarenas .
Rolando Avilés

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