El Tiempo de Bogotá
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La crisis del Legislativo no se puede ocultar. La situación tiene al Congreso en una evidente inactividad. Cada vez que se anuncia la detención de un diputado, los ánimos se bajan y la agenda legislativa queda aplazada.

Solo el Polo Democrático Alternativo y el movimiento Mira no tiene congresistas ligados con paramilitares. El proceso de la “parapolítica” involucra a 51 políticos que en los comicios del 2006 fueron elegidos al Congreso, 28 de los cuales están presos.

Otros partidos tienen una situación más dramática. Por ejemplo, ninguno de los cuatro senadores titulares elegidos por Colombia Democrática, está hoy en su curul y tres de ellos están arrestados.

No hay antecedentes de un fenómeno similar que hiciera desgranar de sus curules, uno por uno a decenas de senadores y representantes.

Al menos es positivo que la justicia se haya metido tan hondo a indagar las relaciones pecaminosas de los partidos políticos y sus dirigentes con la que es considerada hasta ahora la masacre colectiva más grande de la historia reciente del país: 300 mil crímenes confesados por sus autores.

Lo que ha quedado al descubierto, tras las pesquisas de la justicia, es que el paramilitarismo permeó a la clase dirigente de la mayoría de los partidos. Muchos de ellos realizaron acuerdos con los criminales o consintieron sus acciones, a cambio de votos para permanecer activos en la arena política.

Aunque esta inusual situación cobró sus principales víctimas en el Congreso, también han caído decenas de alcaldes, concejales, diputados, gobernadores, militares y empresarios.