José Venegas Cordero
Colaboró: Franklin Arroyo
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Turrialba. Hacienda La Fuente lo habitan cinco personas. Es un pueblo fantasma, de esos que rodean al volcán Turrialba. Sus pobladores Antonio Solano, encargado del cuido de la estructura, Miguel Gómez y Jesús Serrano, peones y la esposa e hija de este último Adriana y Diana son los únicos que quedan.
Los demás se han ido o lo que es lo mismo, el Volcán los echó.
Ellos tienen transporte para salir rápido, en caso de presentarse una emergencia volcánica.
“Eran cinco familias más, pero vendieron todo el equipo de ordeño hace seis meses. Fue cuando nos liquidaron a todos. Solo quedamos nosotros. Es triste, el gas que emana del Volcán contamina el zacate y es dañino para el ganado lechero, solo trabajamos con ganado para carne”, dijo Solano.
A Serrano, peón, la idea de quedarse sin trabajo le aturde. “Todos se fueron tristes, tenían mucho tiempo de trabajar aquí, ahora ni niños hay, casi no se ven pajaritos. No hay bulla ni de noche ni de día, verdaderamente, es como un pueblo fantasma”.
La situación no es diferente en La Central, La Picada o La Silvia, pueblitos que se ubican a seis kilómetros a la redonda del coloso, pues también sufren, aunque en menor escala, los efectos del volcán Turrialba.
Naturaleza muerta
Eliécer Duarte, del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori), documentó la muerte de toda la vegetación en la parte occidental del Turrialba, y está pidiendo estudios de las autoridades médicas para constatar los efectos de los gases.
“Han hecho estragos en la vegetación, en las aves, en los animales y por supuesto en la gente. Hemos encontrado aves muertas, y el oeste era verde hace unos seis meses, ahora está todo quemado, es lamentable”.
En La Silvia solo dos familias viven y se ve desolado, con mucha corrosión en las galeras, hay fincas abandonadas y también vegetación quemada.
En la Picada, don Armando Coto, vecino de toda la vida, siente que el Volcán se está desahogando. “Yo no temo, pero dos familias más se han ido, por temor a que pase algo. Yo creo que el Volcán traerá mucho turismo favoreciendo a los pueblos del lugar”.
Pero mientras eso ocurra, Laura Pacheco, dueña de la Hacienda La Fuente mandó a levantar dos ermitas de la virgen de los Ángeles... para que los proteja. “Estamos orando a la Virgen, para que esto se componga y no suceda una explosión, siento que este lugar ha sido bendecido, gracias a Dios”.
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