Mauricio Astorga, actor
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Hace una semana que andamos por la tierra del chile y el mariachi y, la verdad, es que el trato ha sido espléndido. De hecho, los ticos somos bien apreciados por los mexicanos, por nuestra fama de educados, pacíficos y amistosos.
En estos pocos días, me ha llamado la atención cómo, a pesar de hablar un mismo idioma, hay tantas diferencias...
Por ejemplo, los fines de semana los mexicanos no se van de “pelón” ni de fiesta, se van de “reven”, diminutivo de reventón. No se toman un trago, sino un “chupe”. Cuando han tomado algo más que dos “chelas”, no se ponen “alegrones”, se ponen “jarras”. Y cuando los tequilas han hecho mella no están “tapis”, se ponen “pedos”.
Los mexicanos no tienen cabeza o “jupa”, ellos tienen “choya”. No se majan un dedo, se lo machucan.
No pagan con “plata”, pagan con “varo”. Y no tienen “guachimán”, tienen “viene viene” (de lo que dicen los cuidacarros cuando uno estaciona: “viene viene, joven, quebrándose).
Los mexicanos no echan a perder alguna cosa, la “amuelan”. No dicen la verdad, dicen la “neta”. Y si algo está “pura vida”, para ellos está “picudo” o “poca madre”.
Yo , mientras me aprendo el diccionario completo de mexicanismos, a todos los saludo de “pura vida” y, de paso, les voy enseñando algunos costarriqueñismos porque a veces, cuando queremos comunicarnos nos quedamos “detrás del palo”.
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