Franklin Arroyo González
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Jamones, quesos, licores, champús, cremas, ropa y bronceadores desaparecen como por arte de magia de las góndolas de los supermercados.
Algunas veces es obra de los clientes y otras, de personas, e incluso bandas, dedicadas al hurto de artículos en los súper.
Las grandes cadenas contratan seguridad privada, colocan cámaras o capacitan a su personal para que estén “ojo al Cristo” para evitar estos golpes que, solo a los Megasúper les causa pérdidas por unos ¢1.000 millones anuales, informó Alberto Lecompte, jefe de Seguridad de esa corporación.
Según Ronny Sánchez, coordinador general de Operaciones del Grupo Empresarial de Supermercados (GESA), conformado por Perimercados, Jumbo, Supercompro y Superturrialba, su compañía reporta pérdidas hasta de ¢10 millones al mes.
“Ha habido un aumento en los últimos meses, como de un 20 por ciento. Se lo atribuyo a la difícil situación y a la pérdida de valores”, expresó Sánchez.
Los minisúper han analizado como una opción transformarse en pulperías para proteger los productos.
Bandas identificadas
De acuerdo con información de los supermercados, roban tanto delincuentes en solitario como bandas.
Las más famosas, asegura Sánchez, son “Las Caramulas” y “Los Mamadedos”.
“Cambian de apariencia a cada rato y reclutan a gente joven para cometer sus fechorías. Cuando logramos detectarlos aplicamos el derecho de admisión”, indicó Sánchez.
Juan Mora, dueño del supermercado Solymar en Puntarenas, comentó que hace tres meses unos sujetos asaltaron su negocio haciéndose pasar por clientes.
Los pequeños comerciantes, como Mora y Rafael Araya, del Minisúper Víquez de Alajuela, son blanco del robo hormiga.
Araya, por ejemplo, calcula sus pérdidas en ¢30 mil al mes.
“Al final, nos vemos muy perjudicados porque esos pequeños robos, y tan seguidos, se llevan parte de la ganancia”, explicó el comerciante.
Los propietarios del abastecedor Rimartol, en Moravia, instalaron un portón eléctrico y una cámara de vigilancia.
Según la administradora Ana Veraliz, la cámara les ayuda a controlar en cierta forma pero deben estar muy seguros para reclamarle a alguien que lleva un artículo que no ha pagado.
Alberto Lecompte, de la Corporación Megasúper, explicó que en ciertos lugares roban más que en otros, como San José, Desamparados y las playas de Jacó, Puntarenas y Guanacaste.
“Entre más campesina es la población, menos problemas presenta. Existen lugares como Los Santos y algunos sitios de Cartago donde no hay robos”.
Colaboraron: Mariela Hidalgo y Rolando Avilés.
Cambiará mini por pulpería
Rafael Araya planea convertir en pulpería su minisúper Víquez, ubicado en el centro de Alajuela, debido los robos de que es víctima a diario.
Reconoce que a los clientes no les suena la idea.
“Les gusta entrar y servirse, ya que es más rápido”, comenta Araya, dueño de este local desde hacer varios años.
Afirma que la gente se lleva cualquier cosa entre la ropa. “Desde refrescos hasta abarrotes, cualquier cosa que puedan esconder e incluso en bolsas que traigan. La semana anterior, hasta la tapa del medidor se llevaron”, dijo.
Reconoce que atender solo el negocio es un problema. “Me cuesta más detectarlos”, manifestó.
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