Roxana Zúñiga Quesada
Periodista
ropazu@racsa.co.cr

Prefiero caminar con el Cadejos, blanquear los dientes a la Segua, dar aspirinas al Padre sin Cabeza e ir a Puntarenas en la Carreta sin Bueyes, que las polémicas estériles.

Los años que se enredan en mi pelo y en mi cara lo recomiendan. Discutir sobre quién tiene la razón consume barriles de tinta y furgones de papel y ningún ego justifica semejante pecado ecológico.

¿A qué viene tanto rodeo?, se preguntará. Una columna del 7 de agosto titulada “Jaja… compre otro” suscitó la incomodidad de la Oficina del Consumidor. En ese artículo reproduzco parte de un correo que me envió Manuel Solano, en el cual se lamentó de la lentitud de esa dependencia en la atención de un reclamo por la compra de un celular defectuoso.

Admito que cometí un error cuando atribuí al lector una frase que es de mi cosecha. “Se dura menos en ir a África a pie que en obtener una resolución de la Oficina del Consumidor”. Pretendía expresar mi conclusión luego de leer la queja.

En un correo posterior que Solano mandó a dicha Oficina (y ni siquiera tuvo la cortesía de copiarme), aclaró que ningún funcionario lo atendió con un “jaja” en medio de la conversación, sino que fue un recurso irónico de su parte.

Detalles aparte, la esencia se mantiene: la Oficina del Consumidor tarda demasiado en contestar y resolver reclamaciones del ciudadano. El mejor ejemplo es que “tan solo” duraron 13 días para escribirme pidiéndome una aclaración. Aquí muere el tema, paz a sus restos.