Ni el frío ni la lluvia detuvieron la alegría de miles de ticos que disfrutaron ayer de una fiesta de magia y color en el Festival de la Luz.
El centro de San José se iluminó con un espectacular juego de pólvora, a eso de las 6:15 p.m.
María José Castillo, mariscal del desfile, interpretó la canción oficial del festival y luego comenzó el desfile de bandas, carrozas y grupos de porrismo.
Los niños inquietos miraban pasar cada una de las carrozas y sus ojos se iluminaban ante el despliegue de fantasía y color.
Mientras unos se comían el arroz con pollo que trajeron de la casa, otros aplaudían desde los techos de los carros o subidos en los cajones de los camiones.
Hubo gente que llegó desde las 5:30 a.m. para guardar campo.
Para hacer la espera menos incómoda, llevaron sillas plegables, colchones y cobijas. Nadie quería perderse el festival.
Preparados
La gente llegó preparada para luchar contra los elementos. Abrigos, gorros, guantes y bufandas fueron los aliados de las personas que se apostaron a lo largo del Paseo Colón y la avenida segunda.
Junto a ellos, los vendedores de capas hicieron su agosto en diciembre pues las capas por las cuales cobraban ¢1.000 se fueron como pan caliente. También las mascaras, las pizzas, las estrellas y los gorros navideños con luces.
Una de las carrozas que más gustó fue la de la Municipalidad de San José, inspirada en la historia del mago Merlín, con un ballet de 24 personas alrededor de ella y 11 más dentro de la carroza.
Al ritmo de tambores
Odeth Rivera, vecina de Desamparados, explicó que tiene tres años de asistir al festival con sus hijos. Lo que más le gusta son las bandas, por la alegría que le meten al desfile, aseguró.
Al igual que Odeth, muchos se pusieron a bailar con la música típica de la banda del Colegio Cedes Don Bosco.
Esas canciones costarricenses hicieron que más de uno soltara gritos y güipipías al mejor estilo guanacasteco.
Otras que provocaron más de un grito fueron las bastoneras del grupo Unión Guanacasteca. Tampoco faltaron piropos para las porristas.
Precisamente, los grupos de la Universidad Latina y Fidélitas, hicieron las delicias de los niños pues los integraron a sus piruetas, tirando a más de uno por los aires.
La diversión con los niños también la puso la carroza de la Coca-Cola, ya que pingüinos y osos polares se tomaban fotos con ellos.
Cámaras digitales, de video y de celulares captaban cada movimiento, cada carroza, cada paso.
Los ticos querían presenciar la belleza del desfile y llevarse un recuerdo a sus casas.
La carroza del ICT, confeccionada con materiales reciclados, envió un mensaje ecológico al millón que se estima llegó al evento.
El Festival de la Luz se anotó una nota 100. Otro año más, logró reunir a la familia costarricense alrededor de la luz y la alegría.
Créditos: Redactores: Erick Carvajal, Yensy Aguilar y Miguel Calderón. Fotógrafos: Alexander Otárola y Meilyn Aguilera.
Satisfechos
Raúl García, Curridabat.
Muy bonita la actividad, entretenida, vine con mis dos hijos, es primera vez que venimos”.
Roxana Chavarría, Atenas.
Me gusta el juego de pólvora, las bandas y carrozas. Esta es una tradición para nosotros”.
Ana María Miranda, Alajuela.
Asisto con mis sobrinas, este es el segundo año que lo hago, me gusta la música y el ambiente ”.
Esteban Jiménez, Desamparados.
Vine porque es divertido, me distrae de todos los problemas, me gusta el ambiente y las carrozas”.
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