Amado HIDALGO
Periodista
El Comité Director del fútbol sancionó a un dirigente por un supuesto soborno, con la sola prueba de un informe arbitral. Pero omitió siquiera investigar un incidente que involucró a uno de sus miembros, por aparente acoso sexual.
El presidente Eduardo Li dijo inicialmente que no darían crédito a un chisme, pues no había ninguna prueba que incriminara al compañero señalado, a quien el técnico Ureña - hoy destituido de la Sub-17- sacó del vestidor, por un aparente comportamiento poco decoroso, hacia los jugadores menores de edad.
Cuando la prensa lo puso contra la pared, el señor Li aceptó la denuncia planteada por algunos padres y una investigación de los fiscales de la UNAFUT. Pero siguió negando el nombre del involucrado, bajo el argumento de que no existía una denuncia penal.
El Ministerio Público ya intervino y la UNAFUT solicitó la destitución del dirigente. Así que todo el mundo terminará dándose cuenta quién es el cuestionado por jóvenes a quienes, por su edad, era necesario custodiar con el esmero de un buen padre de familia.
Lo cierto y grave es que hoy hay un mártir: Gerardo Ureña, a quien su posición de cara al supuesto acosador le dejó sin trabajo.
Y hay un grupo de alcahuetes, a quienes su actitud omisa deja mucho que desear y abre la gran interrogante, acerca de en qué manos están los niños y adolescentes que defienden el fútbol nacional.
Al “Puro” hay que hacerle justicia y a los jóvenes también. Y para la próxima vez, cuando se trate de proteger a menores, quiero decirle a don Eduardo y compañeros que los prefiero chismosos que alcahuetes.
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