Miércoles 4 de junio de 2008, San José, Costa Rica
Ovación | Celtics - Lakers, la batalla de dos gigantes en la NBA
Sí, es la final de ensueño
Kobe Bryant era un niño y vivía en Italia en 1985; su abuela le enviaba videos de juegos
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    Kevin Garnett, referente de los Celtics de Boston.
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    Bryant, líder de Lakers. Archivo

MIAMI / DPA. Aunque han transcurrido 21 años desde el último enfrentamiento por el título entre Los Ángeles Lakers y los Boston Celtics, un aspecto se mantiene inalterable para la final que comienza mañana: la rivalidad entre ambas escuadras.

Ahora no se verán los duelos de los Celtics Larry Bird, Kevin McHale, Dennis Johnson y Robert Panish frente a los Lakers Magic Johnson, Kareem Abdul-Jabbar, James Worthy, Byron Scott o Michael Cooper.

Los protagonistas son otros y también la casi totalidad de los fanáticos que siguieron a aquellas leyendas. Pero en las dos ciudades hay ansias de triunfo y encendidas muestras de entusiasmo y pasión, que convertirán en locura el Staples Center y el TD Banknorth Garden, los dos escenarios de competencia.

Encabezados por Kobe Bryant, Pau Gasol, Lamar Odom y Derek Fisher, los Lakers están reverdeciendo laureles como demostraron al finalizar en la cima de la Conferencia Oeste y dejar en el camino en la postemporada a los Denver Nuggets (4-0), los Utah Jazz (4-2) y a los campeones, los San Antonio Spurs (4-1).

Bryant, el MVP de la temporada regular y con gran destaque también hasta ahora en los "playoff", era un niño y vivía en Italia cuando la final Lakers-Celtics de 1985, pero su abuelo le enviaba los videos de los juegos.

“Yo recuerdo todo de esa serie como si fuera ayer. Lo que ellos hicieron fue realmente mágico. Y lo que nosotros estamos tratando de hacer es poner nuestra propia marca en la historia. Podemos continuar el legado de los Lakers y de los Celtics”, dijo Bryant.

Pero aunque él tiene una gran incidencia en la actuación de los Lakers, la entrada del español Pau Gasol, procedente de los Memphis Grizzlies, fue la importante pieza que faltaba y que posibilitó la armonía imprescindible entre todos los jugadores.

“He deseado esto durante mucho tiempo, soñaba con poder estar en esta situación, de luchar por un campeonato, jugar a este nivel, con un gran equipo”, dijo Gasol, el primer español en llegar a una final de la NBA.

Pero los Celtics poseen también una nómina envidiable que encabeza el denominado “Big Three” (Kevin Garnett, Ray Allen y Paul Pierce). El trío será el motor impulsor de la franquicia, dueña de 16 anillos de la NBA.

“Es irónico, siendo un Celtic, ahora estoy jugando contra los Lakers en la final”, señaló Pierce, una de las bujías del técnico Doc Rivers. “Pero cuando era un niño yo odiaba a los Celtics”.

Ese plantel de Boston derrotó a Los Ángeles en siete finales (1962, 1963, 1965, 1966, 1968, 1969 y 1984), pero las dos últimas fueron para sus adversarios, (1985 y 1987).

“Esa rivalidad entre ambos equipos revolucionó el baloncesto y ahora yo soy parte de ella”, añadió emocionado Pierce.

Los Celtics tuvieron el mejor resultado de la campaña regular con 66 victorias y sólo 16 reveses, además de la mejor progresión de un año a otro, pero después tuvieron que sudar para vencer a Atlanta, Cleveland y a Detroit Pistons, con malas actuaciones como visitantes.

“(La serie) trae muy buenos recuerdos porque son dos de los grandes equipos de la NBA”, dijo Kurt Rambis, quien jugó con los Lakers ante los Celtics en las finales del 84, 85 y 87. “Dos equipos cargados de talentos, con el mayor ambiente competitivo posible”.

Kobe y Pierce ahora disfrutan

Paul Pierce y Kobe Bryant jugaron un partido de uno contra uno en una cancha del gimnasio de la UCLA, a mediados del año pasado, cuando eran astros frustrados, tras malas campañas.

Pronto, durante el partido, ambos comenzaron hablar de sus respectivas probabilidades de ser transferidos a otros equipos.

Bryant había criticado a la directiva de los Lakers, por integrar un plantel que no había ganado una sola serie de playoffs en tres años. Boston se había ausentado de la postemporada durante cuatro años, y Pierce estaba preocupado, porque suponía que su canje sería la primera pieza en una reestructuración del equipo.

“Él me confesó que probablemente sería transferido... y luego empezamos a discutir: Yo voy a ser transferido antes que tú, y apostamos a que ello ocurriría. Fue algo muy loco, y ahora los dos estamos en la final, cuando hace un año estábamos jugando en un gimnasio”, comentó Pierce.

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