Ginebra / AFP. Superdotado del balón, rompecorazones del género femenino y tumbado por un control positivo por cocaína, el rumano Adrian Mutu tuvo que tomar el camino de la redención para volver a los 29 años a la élite del fútbol mundial, que tendrá enfrente en la Eurocopa.
Los años grises “se olvidaron”, asegura su seleccionador Victor Piturca, quien cree que “la madurez, la experiencia y su estabilidad familiar” de su segundo matrimonio permitieron a Mutu pasar de playboy a goleador.
Mircea Sandu, presidente de la Federación rumana, es más categórico aún: “Para mí es el mejor atacante del mundo, capaz de hacer la diferencia solo, con una aceleración, un regate o un tiro”.
Formado en el Arges Pitesti, cerca de su pueblo natal Calinesti, Mutu hizo su debut en la temporada 1996-1997 con 18 años.
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