Ramón L. Méndez
Exárbitro

Lloradera, eso se daba antes cuando nuestra Selección perdía, y siempre se le achacaba la culpa al árbitro y a la organización de Concacaf.

En este momento es todo lo contrario, de no haber sido por la pésima interpretación del silbatero de Trinidad y Tobago, Neal Bryzan.

Si se señalan las dos jugadas de penal que se dieron en el área de Costa Rica en el juego contra Granada, el marcador probablemente hubiera sido otro.

De hecho en un penal hay que esperar el desenlace del tiro, pero que Víctor Cordero cometió falta sujetando al atacante, no cabe duda y ni que decir cuando Ricardo Harris carga por la espalda al delantero de Granada.

Pero no solo eso, finalizando el partido se sanciona un fuera de lugar inexistente a favor de la Tricolor.

En el fútbol existen muchos reclamos por ignorancia. Me comentaba un amigo que en un partido en donde jugaba su hijo, se dio que cuando el juego se inició, un jugador le pegó directo a marco y el balón casi ingresa. Se reclamó que eso no podía ser, pero la acción es válida, la regla lo estipula.