Político de Nueva York gastó $80 mil en prostitutas

De gobernador a “Cliente 9” de una “escort” de lujo

En el mundo financiero le decían “el Sheriff de Wall Street”

AFP .- Eliot Spitzer, hace apenas unos cuantos meses estrella ascendente del partido demócrata, cayó esta semana en el oprobio público al pasar de gobernador exitoso a “Cliente 9” de una red de prostitutas.

Obligado a renunciar por la presión ejercida por sus enemigos republicanos y de los medios, el gobernador de 48 años se había ganado enemigos en su combate a la corrupción en el mundo financiero y lo apodaban “el Sheriff de Wall Street”.

Nacido en el Bronx, uno de los barrios más pobres de Nueva York, en 1959, Spitzer cursó estudios en las prestigiosas universidades de Princeton y Harvard.

Poco después de graduarse, trabajó para la Fiscalía de Manhattan, donde aprendió el oficio e impidió al clan Gambino, una de las cinco grandes familias mafiosas de Nueva York, mantener su control sobre las actividades ilícitas en la zona.

En 1999 se convirtió en el fiscal general del Estado, donde tomó como blanco al crimen financiero. Tres años más tarde logró doblegar al gigante Merrill Lynch y lo obligó a pagar $100 millones por haber recomendado a sus clientes la compra de acciones cuyo escaso valor real conocía.

En diciembre del 2002, desmanteló fraudes por $1.400 millones de bancos y corredores por concepto de negocios ilícitos con las acciones.

Sus otras víctimas fueron la industria musical y las grandes aseguradoras.

Tras siete años como fiscal general, durante los cuales se ganó una reputación de duro e incorruptible, se presentó a las elecciones para gobernador a fines del 2006 y las ganó; asumió el cargo en enero del 2007.

En su discurso de investidura, Spitzer prometió una gestión basada en la ética de gobierno, aunque el inicio de su gestión quedó marcado por un escándalo por la utilización de recursos de la Policía para vigilar y controlar a sus adversarios republicanos.

Tomándose unos segundos para hacer un balance de su gobierno, al anunciar su renuncia el miércoles, Spitzer rememoró las expectativas que tenía al asumir sus funciones.

“Miro mi gestión como gobernador y pienso lo que podría haber sido, pero también sé que, como funcionario público, logré muchas cosas junto a la gente excepcional que trabajó conmigo”.

“Lamento mucho no haber estado a la altura de lo que se esperaba de mí. A todos los neoyorquinos y a todos los que creyeron en lo que intenté defender, les presento mis sinceras excusas”, dijo. “El remordimiento que siento me va a quedar para siempre”.

Tras el escándalo impulsado por las filtraciones a la prensa y sus enemigos, Spitzer quedará, sin embargo, para muchos, como el “Cliente 9” de la red de prostitución llamada “Emperors Club” y sus escapadas secretas con prostitutas de lujo.