Milton Montenegro
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Brujas hizo magia. Con su fútbol hechizó a la Universidad de Costa Rica en el primer tiempo y estuvo cerca de demolerla.

Con un 3 a 0, Brujas tenía para traerse al suelo a la U, igual como en el acto simbólico cayó parte de una pared del sector oeste del estadio Nacional, donde ayer se disputó el último encuentro de fútbol, antes de que lo derrumben.

“Ya no hay nada que hacer”, “apague y vámonos”, o “esperaba más de la U”, eran los comentarios que se escuchaban en el sector de prensa, tras ver a un cuadro universitario mareado, enredado con el conjuro que le echó Brujas. Pero a Mauricio Wright, técnico de Brujas, no le salió la movida.

En el inicio del complemento sacó a Yosimar Arias, quien le manejaba el medio campo y a Alejandro Sequeira, quien peleaba y ganaba los balones en el ataque.

El cambio provocó que la U saliera de su encierro, creciera y en tiempo de descuento acortara el marcador 3 a 2, cuando desde el primer tiempo estaba enterrada.

“Saqué a Yosimar porque tenía una amarilla y no quería arriesgar a que le mostraran otra y después la roja”, dijo Wright.

Quizá pensó bien, pero quienes llegaron de cambios no le dieron resultados y para colmo, Kraesher Mooke fue expulsado y la U se sintió cómoda, la dejaron crecer y ahora está más viva que nunca. Los estudiantes se aplicaron y terminaron de darle una lección a Brujas y ojo, están vivos.