Carlos Láscarez S.
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Purisil de Orosi - Los dos estudiantes del colegio Cedes Don Bosco y un profesor que permanecían desaparecidos desde anteayer en la reserva privada Monte Sky, fueron rescatados ayer con vida en medio de una catarata de 100 metros de altura.

Los sobrevivientes fueron identificados como Roxana Fallas Fallas, de 18 años, Marlon Alonso Madrigal, de 17 y el profesor y guía de nacionalidad salvadoreña Jonathan Enríquez, de 22 años. Ellos fueron divisados ayer a las 11 a.m. por un helicóptero del Servicio de Vigilancia Aérea de Seguridad Pública, que llegó a colaborar en la búsqueda.

Sin embargo, un problema en la bomba de aceite de la aeronave, dificultó que pudiera brindar una ubicación más exacta de éstos, por lo que varias patrullas de la Cruz Roja se dividieron para tratar de llegar hasta la catarata.

Los perdidos formaban parte de un grupo de 40 alumnos que había llegado a la reserva con el fin de participar en un retiro.

El objetivo era compartir y encontrarse con Dios en un ambiente de naturaleza, aseguró ayer el sacerdote Óscar Pereira Castro, quien participó de forma activa en la búsqueda.

La zona donde desaparecieron se compone de 310 hectáreas de bosque que colinda con el Parque Nacional Tapantí. Posee alturas que oscilan entre los 1.500 y los 2.495 metros de altura.

De acuerdo con Rafael Enrique Montero, propietario de Monte Sky, el grupo de estudiantes había ingresado anteayer a las 8 a.m y la mayoría logró salir a las 11 a.m. Aunque en un inicio eran 9 los desaparecidos, seis lograron salir al filo de la tarde hacia la plaza de Purisil de Orosi.

La joven Fallas es estudiante y aspirante de la congregación de Carmelitas Misioneras. Madrigal estudia en el centro de formación Don Bosco y Enríquez estudia para ser hermano saleciano.

“Me siento bien y mis compañeros están con buena salud”, fue lo único que comentó Fallas cuando abandonaba la montaña.

El cruzrojista Héctor Blanco, afirmó ayer que el rescate vertical fue muy difícil por las condiciones empinadas del terreno.

“Estaban con hambre y mucho frío. Nos dijeron que se les perdió el sendero. No conocían bien la zona y tenían golpes en las piernas y brazos”, relató.