Carlos Rodríguez, corresponsal
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Antes de que se construyera el templo que hoy conocemos, existió otra edificación en el mismo sitio, pero se hizo insuficiente para la creciente población y con el deterioro provocado con el tiempo, surgió la iniciativa del párroco Rubén Fernández para crear un nuevo templo.
El diseño fue encomendado al arquitecto Teodorico Quirós, quien preparó los planos de una obra maestra de la arquitectura en un estilo neogótico. El costo del trabajo fue de ¢4 mil, pero finalmente se canceló en ¢3.600 porque se atrasó con la entrega de los planos.
El costo de los materiales ascendió a la suma de $36.600. De este monto se debía pagar por adelantado un 30 por ciento y el resto contra entrega a la casa Krupp; pero ese dinero no estaba disponible, por lo que los feligreses se organizaron para recaudar fondos. La obra fue concluida en 1944.
Las estructuras de acero, que habían sido enviadas de Alemania llegaron a Puntarenas el 16 de noviembre de 1929, se trasladaron en tren hasta Plaza González Víquez y luego en carretas con bueyes a Coronado.
El estilo es neogótico, pues presenta modificaciones respecto al estilo gótico de la época medieval. La diferencia radica en que los templos góticos medievales eran construidos con bloques de piedra y este templo está moldeado en concreto y estructura de acero. Su altura desde la base es de 40 metros.
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