Franklin Arroyo
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Irrespetar las señales de tránsito, exceder los límites de velocidad o tener la licencia vencida fueron las infracciones que más cometieron los costarricenses durante el primer semestre de este año.

Una vez entre en vigor la nueva Ley de Tránsito, lo cual está previsto para el 23 de setiembre, las multas por las dos primera infracciones serán de ¢262.275 y por la tercera, ¢106.800.

La multa más alta en la ley actual es de ¢26 mil, que castiga a conductores ebrios y temerarios.

El director de la Policía de Tránsito, Germán Marín, indicó que entre un 25 y un 30 por ciento de los conductores de nuestro país irrespetan las señales de tránsito con frecuencia.

“Podemos hablar de unos 230 mil que tratan de evadir la ley cuando no están en presencia de un oficial de Tránsito. Es como el niño que frente a sus padres es un angelito, pero cuando no están ellos, le pega un puñetazo a su compañero. Hay que hacer esa comparación porque es el mismo principio de conducta”, dijo Marín.

Las altas multas, según el Director de Tránsito, pretenden desestimular la violación de las leyes. “Van a tener que pensarlo dos y hasta tres veces para cometer un ilícito”, añadió.

Con el mismo propósito, los programas del Ministerio de Educación Pública (MEP) incluirán la educación vial como materia para intentar cambiar la cultura del costarricense.

El diputado Jorge Méndez, del Partido Liberación Nacional, explicó que existen tres proyectos en la Asamblea Legislativa relacionados con el tema.

Uno ordenaría la numeración y el otro trasladaría la fecha de entrada en vigor para dentro de seis meses, para lo cual necesitan consenso, dijo Méndez.

También existe un plan en el Congreso para integrar una comisión que estudie otros proyectos sueltos e integrarlos en uno solo. “Si somos responsables, estará (la ley) aprobada antes del 23 de setiembre”, agregó.

Marín aseguró que algunas infracciones representan un peligro para la vida de las demás personas.

“El irrespeto a la señales de tránsito es la número uno, pero existen otras muy importantes, como no usar el cinturón de seguridad, el exceso de velocidad o conducir con las luces en mal estado”, señaló.

El Director hizo hincapié en la conducción en estado de ebriedad, que aunque ni siquiera figura entre las doce primeras faltas más frecuentes, es una de las que provoca más muertes en las carreteras.

Solo en el primer semestre de este año, fueron sorprendidos más de 4 mil conductores ebrios, informó Marín.

“Se debe hacer conciencia en los costarricenses de que es un problema real, y que debemos tratar de cambiar algunas conductas”, señaló.

Por las nubes

Conductores consultados calificaron de altas las multas en algunas situaciones.

“Son multas elevadas, pero las actuales son ridículas”, dijo Gerardo González, de Alajuela.

Otros consideran que ciertas infracciones no atentan contra la vida. “No andar una placa no me parece tan grave”, indicó Karla Quesada, de Santo Domingo.

Alonso Baltodano, de Heredia, dijo que las multas no bajarán el número de accidentes si las medidas no se acompañan de un ataque a la causa del problema.

“El valor de una multa es un procedimiento correctivo, pero no educativo. El Estado debe detectar la raíz del problema (como el alcoholismo) y curarlo”.

Bien, pero altas

Dexter Flores, arquitecto.

Son desproporcionadas. Está bien para los reincidentes, pero ¢140 mil por parquearse mal es muy alto”.

Pablo Cheves, adm. empresas.

La forma de que el costarricense aprenda es que le toquen el bolsillo. Es la manera de parar el canibalismo en las calles”.

Jorge Mairena, estudiante.

Estoy de acuerdo con las multas, solo cuando le tocan el dinero es que el costarricense aprende”.

Álvaro Mora, construcción.

Con el alcohol, temerarios y cinturones estoy de acuerdo, pero lo de las luces, olvidar la licencia o parquear mal, está alto”.