Erick Carvajal M.
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Adelina Ugalde, de 88 años, vio como las navidades en San José pasaban de ser una época de tranquilidad y alegría, a momentos de inseguridad y peligro.

Sentada en una pequeña banca, al costado este del Banco de Costa Rica (el llamado “banco negro”), explica que tiene 66 años de vender lotería en la capital incluido el “Gordo” del 2001.

Con ojos chispeantes y una lucidez que se la desea más de uno, Ugalde desgrana los años cuando en la capital la Navidad era de mayor cercanía humana y solidaridad. “La gente se ayudaba y compartía. Ahora son muy fríos y nadie habla con nadie”, comenta.

Los tamales no podían faltar en ninguna mesa y además, se tenía la costumbre de compartirlos con los demás.

Las uvas y las manzanas eran una novedad y los chiquillos se conformaban con juguetes más sencillos y de madera.

“Este país ahora está perdido y ninguno de los presidentes ha podido hacer nada para sacarlo adelante”, valora.

Adelina le pide al Niño Dios: salud, paz y trabajo para toda su familia.

Tiene cinco hijos, que le dieron 28 nietos y siete bisnietos. Ellos son quienes le dan alegría.

“Hace 11 años perdí a mi esposo. La Navidad es diferente, pero son mis nietos y bisnietos los que me alegran. Lo pasamos siempre en familia”, manifiesta.

Ugalde, con toda su experiencia, le pide a los candidatos presidenciales, que por favor sean más duros con la delincuencia.

“Por favor, que les podamos ver la cara a los ladrones para saber quiénes son los que nos están robando la paz”, pide.

Trabajadora

Flor de María Víquez

Edad: cumplirá 60 años el próximo 10 de diciembre.

Hijos: cuatro.

Dato: nació en San José, es vecina de Purral de Guadalupe. Dice que cuando tenía 19 años pegó lotería, pero su patrón le quitó los billetes .