Ana Coralia Fernández, periodista
ana.fernandez@aldia.co.cr

Niñito Dios:

Habiendo nacido en un pesebre como sabemos, nos alegra siempre la lección de vida que nos das: Vos siendo el antes y el después de todo, el que siempre perdona y el que no muere, nacés en medio de los más humildes para darles la Buena Nueva de la esperanza.

¿Y quién si no nosotros para recibirte?

No se nos ha aparecido ningún ángel para avisarnos, pero sí que venimos agotados de cabalgar un año de crisis en un burrito y embarazadísimos de violencia, violaciones, niños agredidos, atracos, manetiras y muertes impunes, porque no hemos aprendido a administrar la justicia con el progreso.

Por favor, Niñito dulce, nacés con los brazos abiertos y arropado con un pañal, dejá que nuestros ínfimos presentes te alegren la noche mágica: trabajo honesto, pan ganado con honradez, alegría de estar vivos en un planeta tan hermoso e inmensa gratitud porque tus regalos son invisibles e imprescindibles.

Ya nos diste mucho este año. Pero si quedara un campito en tu lista, te pedimos luz para cuidar más a nuestros pequeños y parejas; valentía para enfrentar “a los que tienen garras para el arpa”; justicia para establecer consecuencias acordes con el daño que hacen y que no dejés que nos creamos esto de los carros y las “compus”, y centros comerciales.

Sin la oportunidad imperecedera que le da al mundo tu presencia, estamos completamente perdidos.