Franklin Arroyo González
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Manejar en estado de ebriedad es una mala práctica que aumenta en el mes de diciembre.
Hasta ayer, según Henry Oviedo, jefe Táctico Operacional, había 358 detenciones en todo el país, de conductores que manejaban sus vehículos en ese estado.
“Por el tipo de fechas, hay fiestas y actividades donde el licor abunda, por lo tanto hay una mayor cantidad de usuarios con tiempo libre para disfrutarlo e incurriendo en esta práctica”, dijo.
Según la Ley de Tránsito la multa por pre-ebriedad (entre 0,50 y 0,75 mililitros de alcohol por litro de sangre) es de ¢10.000.
Pero si el nivel de alcohol en la sangre supera los 0,75, se considera estado de ebriedad y se convierte en un delito penal.
Si el conductor es encontrado culpable en el respectivo juicio, puede ir a prisión y perder el vehículo.
Según Oviedo, en diciembre se han reportado 28 muertes por accidentes de tránsito. “Uno de los que más se ha comentado es el de un niño en Atenas atropellado y sabemos que hubo licor de por medio”.
El hecho ocurrió el 20 de diciembre.
El 6 de diciembre, Ángel Duarte Morales, falleció al ser atropellado por un conductor de apellido Arias, que dio 1, 57 grados de alcoholemia.
“Es una desgracia que una persona con una vida regular en dos segundos cambie su destino y el de la de la familia doliente, por un grave delito y pase de ser una persona de bien a un mal para la sociedad”, expresó Oviedo.
El oficial invitó a los conductores, aunque sea repetitivo, a tomar conciencia de la frase que dice: si toma no conduzca. “Deben ver los efectos colaterales en la familia propia y en la ajena”, dijo
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