Los Angeles/AFP. Con lágrimas en los ojos, Alisha Lorne recordó cuando bailaba “Thriller”. Ayer cuando despidió a su ídolo Michael Jackson, en el Staples Center de Los Angeles, atestado de miles de fanáticos que dieron su último adiós al “Rey del Pop” en una zona sobrevolada por helicópteros.

“Quisiera guardar este recuerdo para siempre”, comentó Lorne, de 32 años, mientras esperaba en la fila para ingresar al estadio deportivo antes de que comenzara el acto conmemorativo para Jackson, transmitido a través de las pantallas de televisiones a millones de personas alrededor de todo el mundo.

Aunque algunos fanáticos tenían lágrimas en sus ojos, la mayoría tomó fotografías y aplaudió el ingreso de las estrellas que participaron del homenaje.

Un féretro dorado bañado de rosas rojas, trasladó los restos de Michael Jackson a su multitudinaria despedida pública, donde la familia se sentó a presenciar una ceremonia en la que famosos y admiradores dedican epitafios para una leyenda.

Ante un canto gospel de “Aleluya”, el ataúd con Michael Jackson ingresó . En las primeras filas se encontraban los padres de la superestrella, Katherine y Joe, junto a los tres hijos del cantante, Prince Michael (12 años), Paris (11 años) –quien lloraba desconsolada junto a su abuela– y Prince Michael II ( 7 años).

Horas antes familiares y amigos del artista realizaron una caravana fúnebre desde el cementerio Forest Lawn, donde se realizó un velorio privado, a unos 20 km de distancia.

El estadio estaba celosamente resguardado por helicópteros que lo sobrevolaban y centenares de policías que impidieron la entrada a la zona a quienes no tenían una de las 17.500 entradas.

“Yo pensaba que iba a poder llegar hasta el estadio y tomar fotos. Este es un día histórico”, lamentó Jairo Morales, un admirador del bailarín de ‘Moonwalk” de 35 años, quien no obtuvo una entrada en el sorteo para el que se registraron 1.6 millones.

En las afueras del Staples Center decenas de vendedores intentaban sacar ganancias de este evento ofreciendo camisetas, relojes, discos, DVD y pañuelos.

“Estoy acá desde anoche para asegurar el puesto”, dice Stephen Walrus, quien montó un puesto con objetos del “Rey del Pop”.

“Hagamos negocio, no tenga vergüenza”, le comentó a una mujer que le compró una camiseta. Walrus agradecido le regaló un pin con el lema “el espíritu de Michael Jackson”.

Para algunos, Jackson, fallecido el 25 de junio de un paro cardiaco, es más que un dios.

“Michael Jackson fue como Jesucristo. Jesús murió por nuestros pecados y nosotros matamos a Michael a través de lo que hicimos”, dice Selah Flores, de 28 años, ataviada con una túnica blanca que solo deja ver su rostro y cargando una cruz de madera.

Otros aprovechan para protestar contra una persona que consideran “estaba enferma”.

“Él era un pervertido, y para esta gente es como un héroe. La sociedad está corrompida”, comentó Ben Phelps, de 33 años, que junto a un grupo de amigos cristianos llegaron con pancartas que decían “Jacko go to hell” (Jacko vete al infierno) y “God hates you” (Dios te odia) y “America is doomed” (América está condenada). Muchas personas iban ataviadas de estricto negro, pero la gran mayoría prefirió celebrar al “Rey del Pop” vistiendo alguna prenda de las que caracterizaban el vestuario del ícono, como un guante blanco, sombrero negro o la chaqueta roja al mejor estilo del video de “Beat it”.

Mientras la gente se acomodaba en las tribunas del estadio, sonaban los éxitos del ícono pop.

Detalles

Los amigos más cercanos de Michael Jackson, como la actriz Elizabeth Taylor, Diana Ross y Quincy Jones, faltaron al homenaje público. “Decidí hacer una pausa y quedarme en silencio”, dijo Ross. “Simplemente no creo que Michael quisiera que comparta mi dolor con otros millones. Cómo me siento, es algo entre nosotros. No un acontecimiento público. No puedo ser parte de los bombos y platillos públicos”, afirmó Taylor.

La ciudad de Los Angeles pidió a los fanáticos de Michael Jackson que realicen donaciones por Internet para cubrir los costos de seguridad.

Los hermanos de Michael, fueron uniformados con corbatas amarillas y guantes de lentejuelas blancas.

El programa que se repartió en el homenaje es un nuevo tesoro para coleccionistas.