Erick Carvajal M.
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Hace ocho años, Rodolfo Medina le imploraba a su padre, el periodista Parmenio Medina, que no se rindiera, que llegara vivo al hospital tras ser abatido por pistoleros antes de llegar a su casa, en San Miguel de Santo Domingo de Heredia.

Parmenio no le pudo responder. Aquel sábado 7 de julio del 2001, dos balazos, uno en el rostro y otro en el torso, lo mataron. Al ingresar al hospital Calderón Guardia, estaba muerto.

“Un mes después me soñé con él y me dijo que había escuchado todo lo que le había dicho, que no me preocupara, que estaba bien”, nos comentó ayer su hijo.

¿Cómo se enfrenta una situación así?

Es muy difícil. Pedirle que no se diera por vencido fue algo muy duro. Ese momento sobrepasó cualquier cosa que haya vivido. Me hizo forjar más mi carácter. Siempre he dicho que si uno soporta eso, aguanta cualquier cosa.

¿Está satisfecha la familia con el proceso judicial?

A medias.

¿Qué falto?

Allí falta gente. Las personas que están libres en este momento son las que faltan de estar allí (en la cárcel).

¿Gente que no se pudo acusar nunca?

El Ministerio Público hizo un buen trabajo, pero muchos testigos no llegaron, no aparecieron; esos testigos nos hubieran dado la posibilidad de hacer más fuerte la acusación. Aún tengo esperanza de que los culpables paguen.

¿Dejó un vacío en el periodismo nacional?

Sí, dejó un vacío, pero hay gente que se está encargando de que no lo olvidemos. Fue un ser humano valioso que le aportó mucho a la sociedad.

¿Volverá “La Patada” algún día?

La Patada la hizo Parmenio Medina y más nadie la podrá hacer. A mí me tocó hacer los tres últimos programas y no pude repetir lo que él hacía. Traté de hacer programas para que la gente nunca olvidara a mi padre.

¿Era un programa de mucha denuncia?

Mi papá se jugaba la integridad física todos los días. Tuvo muchas amenazas y esa gente a la que él denunció llegó al extremo máximo y lo asesinó.

¿Logran el cometido de callar a una persona, a una familia, a un país?

El periodista de este país necesita más apoyo. Sabemos de dos jóvenes periodistas a los que amenazaron y callaron.

¿Cuál es el mayor tesoro que le dejó su padre?

El trato a sus hijos y a sus nietos. A cada uno de ellos, que son muchos, les tenía un trato especial, independiente.