Isaac Zúñiga Keith
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Guadalupe. - Hace una temporada atrás, los santistas lloraban, trataban de digerir el trago amargo por haber descendido a la Segunda División, sin embargo, el fútbol les dio la revancha ayer.

Las lágrimas derramadas tras el pitazo final en la grama sintética del estadio Colleya Fonseca, no eran de dolor, si no más bien de satisfacción y júbilo por haber cumplido con el objetivo de regresar a la máxima categoría, en tan solo una temporada.

Tampoco las polémicas declaraciones que hicieron miembros del equipo de Barrio México, sobre que algunos jugadores del Santos se habrían dopado en el primer juego de la final, encontraron oídos sordos en los jugadores guapileños.

“Que hablen, que apelen, nosotros ya ganamos y en la cancha. Todo el año pasaron hablando”, aseguró el capitán Gustavo Martínez.

“Muy feliz. Darle las gracias al de arriba. Hace un año tuvimos la mala experiencia de descender un equipo y hoy (ayer) Dios nos da la oportunidad de regresarlo a donde se merece estar”, expresó el volante Yeinor Santamaría, quien también había descendido el año anterior con Santos.

El aguerrido mediocampista, agregó que la clave para volver tan rápido a la élite del fútbol nacional, fueron las ganas y el hambre de triunfo de todo el plantel del Santos.

“Más que la experiencia fue el hambre, las ganas de volver a la Primera y creo que ahí estuvo la diferencia”, acotó.

Otro de lo que más disfrutó el ascenso ayer, fue el portero Pablo Camacho, quien hace 10 años, también vivió esa experiencia y en la temporada anterior, también sufrió con el descenso.

“En su momento fue una tristeza muy grande. Soy santista de corazón, ahora a celebrar esto que es muy bonito, estamos en Primera División. Espero que la junta directiva ponga los pies en la tierra y que se dé cuenta que hay que mejorar cosas, para que no suceda nuevamente”, dijo.

Mientras tanto, para el técnico santista Óscar el “Macho” Ramírez es un “orgullo darle esa alegría a todo Guápiles”.