Christian Campos
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Liberia. Si al principio de temporada se le hubiera hecho a la gente esta pregunta: ¿quiénes jugarán la final? Muy pocos, o casi ninguno habrían dicho Liberia y el Club Sport Herediano.
Criticados en su momento por no dar la talla, los pamperos y florenses crecieron conforme pasaron las fechas, y no dejaron dudas sobre su superioridad sobre morados y brujos en las semifinales.
Precedido por un ridículo de la dirigencia que puso en peligro la final durante toda la semana, las apelaciones quedaron atrás y hoy, a las 4 p.m., les toca a los verdaderos protagonistas - los jugadores - decidir quién es el rey del fútbol tico. Será una final familiar, pues Mario Sotela es el dueño de Liberia Mía, y doña Roxie Blen, su madre, la mandamás del Herediano.
Liberia llega con muchas bajas a la final: los lesionados Wong y Sunsing; los sancionados Salazar, Umaña, Díaz.
Mínor Díaz, al igual que sus compañeros de equipo, entrenaron ayer desde las 7 de la mañana y hasta las 10 y media. “Quería jugar la final, pero en el grupo hay jugadores de calidad que sacarán el pecho”, afírma el delantero.
Él recordó que en la etapa clasificatoria ya llevaba varios partidos con cuatro amarillas.
El defensa Pablo Salazar apuntó que “uno es fiel al equipo. Acá dentro del camerino hay mucha unidad, somos una familia y por supuesto que hay un compromiso de los que juegan y de los que no jugamos, para salir campeones. Duele no jugar, pero confío en los compañeros que actuarán”.
Mínor Díaz asegura que los pies le pican y la ansiedad por ver el partido desde las gradas será peor que si estuviera jugando, “pero diay, no hay de otra”.
“Muchas veces cuesta tener la cabeza fría, porque uno como jugador, en cada jugada, está caliente. Uno siente mucha euforia. Pero claro, uno debe pensar antes de quitarse la camiseta tras un gol, que luego puede venir una amonestación y otra que al final trae consecuencias que uno no desea” dijo Mínor Díaz.
Sin él, la hora de la final se acerca. Ayer en la mañana el vicepresidente liberiano Ángel Arce, su técnico Allain Gayhardy y el abogado Jorge Silva coincidieron en que lo importante es el fútbol de Costa Rica, y por eso los entrabamientos en la mesa quedaron en un segundo plano.
“La verdad es que gracias a la acertada decisión de don Eduardo Li, presidente de la Fedefútbol, se logró poner el punto final a esta discusión, que nos llevó toda una semana” dijo Arce.
Silva recordó que “hubo buena fe para resolver el asunto”.
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