Allan Andino
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Sus poderosas voces resonaron por todo el estadio Ricardo Saprissa, el cual anoche se convirtió en un anfiteatro. Uniformados con trajes Armani y destellando elegancia, el grupo Il Divo dio un espectáculo digno de guardarse en la memoria.
A las 9:10 p.m. se apagaron las luces y Carlos Marín, Urs Bühler, David Miller y Sébastien Izambard aparecieron en el escenario bajo luces azul violeta, ante el grito de sus fanáticas, unas más formalmente vestidas que otras.
“Overture” fue el primero de los temas y sin enfriar mucho al público contaron su tema más conocido “Regresa a mí”. Las voces se turnaban y un “pelo de gato”, que luego se tornó en una torrencial lluvia, cayó en un estadio casi a reventar. “Buenas noches, ¡Pura vida! Es para nosotros un placer estar en Costa Rica, hace años queríamos venir. Yo como español me siento como en casa”, expresó Carlos Marín.
La armonía de la ópera-pop se combinó con matices románticos y en inglés, francés, italiano, portugués y español iban formando el repertorio.
Los suspiros iban y venían entre las mujeres, que sin miedo a perder la cordura y a ser blanco de la rechifla, les gritaron: “¡ricos!” y “¡papitos”.
La lista siguió con “La promesa”, “Angelina”, “Bridge over troubled water”, “She”, “Passera”, “Unchained melody” y luego vino un intermedio.
Ni el frío ni el chaparrón que cayó a la mitad del evento opacaron el recital, el público se mantuviera en su lugar, simplemente los escuchó, pues no se sabían la mayoría de sus temas. “Amazing Grace” e “Imposible dream” fueron la cereza del pastel de la actividad pasada por lluvia.
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