Carlos Freer, cineasta
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Aquel 22 de setiembre la cigüeña se dejó venir con dos: Rodolfo y Juan Carlos.

Y sus orgullosos padres, Marielos y yo, no parábamos de atenderlos en toda la noche. De día, mientras ella lidiaba con los dos, me iba para Alajuela, donde filmábamos un documental sobre el Distrito de Riego Itiquís, que llevaría agua todo el verano a los agricultores de esa zona, por medio de canales. En el invierno, un sistema de avenamiento sacaría toda el agua sobrante. Así, la producción de frutas, legumbres y demás, se podría hacer todo el año, lloviera o no lloviera.

¡Había que ver el entusiasmo de agricultores e ingenieros agrónomos del MAG! El documental nos llevó a la zona de Arenal, donde se iniciaban los trabajos del proyecto hidroeléctrico. Porque toda el agua, después de aprovecharse para la producción de electricidad, se desviaría hacia la bajura de Guanacaste (el Distrito de Riego Arenal-Tempisque).

“Con esto alimentaremos a toda Centroamérica”, decían con orgullo sus creadores. Por las noches, comentaba con Marielos que los niños vivirían en un país donde estarían bien controlados los períodos de sequía y de lluvia. Y todo el año se contaría con suficiente producción de alimentos. Llegado el momento del bautizo a los hijos les pusimos como apunté arriba. Al documental lo llamamos “Del río a la parcela”. Hoy la prensa informa que los sistemas de riego llevan años de retraso. ¡Qué distinto país les está tocando vivir!