Miércoles 23 de septiembre de 2009, San José, Costa Rica
Nacionales | Hermanos fueron vestidos con ropa especial, dijo un tío
Madre tardó cuatro horas en alistar a sus pequeños hijos
Sepelio de su esposo y de ambos menores será hoy en El Carmen de Goicoechea.
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    Adriana Mayorga, de 26 años, salió de Medicatura Forense a las 3:05 p.m. con su padre. José Rivera.
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    Kenan (izq.) y su hermano Jaffet hace dos años. Reproducción José Rivera.
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    Un lazo blanco lucía ayer en la escuela José Figueres de Sabanilla. Allí, el niño de siete años cursaba primer grado. José Rivera.
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    El OIJ regresó ayer a la escena del doble crimen-suicidio, con el fin de buscar metales o los plomos. Rebeca Arias.

Carlos Láscarez S.
clascarez@aldia.co.cr

Mata de Plátano. - Casi cuatro horas se tomó ayer Adriana Mayorga, de 26 años, madre de los dos hermanos asesinados por su propio padre, para despedirse y vestir por última vez a sus dos pequeños, en Medicatura Forense en San Joaquín de Flores.

La mujer llegó hasta Heredia acompañada de su padre Leopoldo Mayorga y su hermano Larry, quienes le brindaron apoyo antes y después de encontrarse de nuevo con sus retoños de siete y tres años.

El sepelio de los niños será hoy en la mañana, mientras que el de su padre se realizará las 10 a.m. en el templo católico de El Carmen de Goicoechea.

Los niños fueron vestidos con la ropa que más les gustaba, aseguró su tío Larry antes de que la mujer abandonara el Complejo de Ciencias Forenses, para ir a su casa en el barrio Ticoblock, en Mata de Plátano.

“Ella está en ‘shock’ desde que supo la noticia. Se le habla y no responde. No sabemos cómo está por dentro. Le damos mucho reposo”, dijo su hermano.

Agregó que igual que siente el dolor por sus sobrinos, lo siente por su cuñado, ya que espera mantener la imagen que siempre tuvo de ellos antes de lo ocurrido.

La última vez que la madre vio a los niños fue anteayer, cuando dejó a su hijo de siete años en la buseta que lo llevó hasta la escuela José Figueres Ferrer, en Sabanilla, mientras que al de tres años lo dejó en su propia casa.

De allí fue que el padre se los llevó, después de decirle a su suegra que “se los llevaba para irles a dar una vuelta”.

Loaiza vivía a 50 metros de la abuela de los niños, ahí el hombre de 36 años y que era albañil, dejó tres cartas sobre una mesa.

Al parecer, una de las misivas contenía la dirección a donde podían ubicar los cuerpos; otra tenía un dibujo de las manos de sus hijos y la tercera estaba dirigida a su mujer, donde escribió que ella se iba a arrepentir por el resto de su vida, citó una fuente cercana.

Escuela y barrio dolido

En el barrio Ticoblock, el tema de conversación obligado era la tragedia ocurrida anteayer.

Vecinos consultados aseguraron varias veces que el hombre era un buen padre, que siempre estuvo al tanto de ellos y de quien tenían buenas referencias, tanto de su carácter como de su oficio como albañil.

“Se veía preocupado por ellos, los sacaba a caminar y en la pulpería les compraba lo que pidieran”, aseguró Ana, una vecina.

En la escuela José Figueres, pusieron un lazo blanco como muestra de afecto y solidaridad con el pequeño de siete años, quien cursaba el primer grado en ese centro educativo.

El guarda de la escuela afirmó que lo recuerda como un niño alegre y juguetón, y que se llevaba muy bien con sus compañeros.

Sobre su hermano de tres años, su tío Róger Loaiza aseguró ayer que era “tremendo” y alegre. Le gustaban la Coca Cola Light, los chicles y las galletas.

“Mi hermano nunca fue agresivo con nadie. A él lo golpeó que ella le dijera que le había ‘dado vuelta’. Vendió una computadora nueva, el televisor y otras cosas para ampliar la casa y vivir con sus hijos. Si ella le hubiera dicho que lo dejaba de otra forma esto no hubiera pasado”, dijo Loaiza.

Para diciembre, el albañil pretendía estrenar una sala y poner el árbol de Navidad de sus hijos.

Luto para dos familias

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Mauren Loaiza.

Mauren Loaiza, tía paterna.

Él recapacitó y dijo que se iba a devolver a San José para buscar el amor de sus hijos. Estaba sufriendo por la ruptura”.

Larry Mayorga, tío materno.

No puedo decir cómo se siente mi hermana. Ella ha pasado en mucho reposo desde que se enteró de la tragedia con los niños”.

Róger Loaiza, tío paterno.

A mi hermano lo golpeó que ella le dijera que tenía otro. Los ojos de él eran sus niños. Siempre venían para la casa con ellos”.

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