Eduardo Solano
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Siempre polémico, el ex árbitro internacional Berny Ulloa - quien ahora es jefe técnico de la Comisión de Arbitraje - analiza el momento por el que pasan los réferis nacionales.

Todos se profesionalizan, ¿y los árbitros?

Es muy difícil, si acaso existen algunos esfuerzos, como el programa “Futuro 3” de Fifa. Pero aquí en Costa Rica trabajamos con las uñas, los árbitros trabajan por amor y eso no debe de ser, no va acorde con la realidad.

¿Entonces quién piensa en los árbitros, quienes deben estar preparados física, mental y académicamente?

El problema es que aquí no tenemos escuela de formación, solo contamos con cursos que duran dos o tres meses. Así es muy complicado y les dan el título de árbitros. Ya nosotros no podemos llegar a enseñar reglas.

¿Usted no se siente culpable que el arbitraje no prospere?

Aquí uno trabaja gratis, asiste a uno que otro curso, pero hay dirigentes que a uno no lo quieren, que no lo vuelven a ver. Siento que tengo la capacidad para manejar el arbitraje de este país, pero tengo mi orgullo y no me llego a ofrecer. Si uno llega a implantar métodos, a muchos no les parece.

¿Cómo se le puede exigir a un árbitro, si no se dedica a esto profesionalmente?

Lo que pasa es que esto es una vocación. Recuerdo que cuando dirigía, me sentía profesional en un fútbol amateur. Hoy, tanto los nuevos como los viejos no se preocupan por mejorar. El que tiene poco de actuar, no siente que se equivoca.

¿Pero no toda la culpa la tienen los árbitros durante un partido?

Vemos jugadores que ganan como profesionales y no se comportan como tales en la cancha. Marcan mal, tratan de engañar a los que están dirigiendo. Pero al final es el árbitro central al que le achacan las culpas.