Rodolfo Martín
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Al caer lo hizo de cuclillas y para cuando quiso incorporarse, el toro dio vuelta, lo embistió y lo pegó contra la barrera.
Acto seguido, perdió el conocimiento y no lo recuperó sino hasta al día siguiente al despertarse en el hospital de Nicoya.
Hoy, 11 días después, Geiner Cisneros, el experimentado montador, habla por primera vez de lo sucedido y, se pregunta cómo pudo sortear la muerte aquel lunes por la noche en las fiestas de Portegolpe de Santa Cruz.
A sus 30 años, “Carrilero” no está seguro que este hecho sea el pasaporte a su retiro.
“No puedo decir que no volveré a montar. Eso es muy difícil. La monta es como un vicio que corre por la sangre. Uno se acerca al redondel, la sangre comienza a hervir y, esa especie de ahogo uno no lo libera hasta no montar el toro”, relató ayer desde la cama 101 en el albergue del INS.
Largo fin de semana
Ese lunes 19 de abril, a las 11 p.m., “Carrilero” montaba al Capricho, último toro de la noche y de las fiestas de Portegolpe.
Era un furioso animal, de la hacienda Los Canelos, propiedad de los hermanos Cascante, de Las Mesas de La Florida de Santa Cruz. “Carrilero” había montado sin problemas el viernes en esos mismos festejos; el sábado, en Planes de Belén y el domingo en Vainilla de Paquera.
“La embestida ocurrió al bajarme del toro tras hacerle la pega. Me lanzó contra la barrera y de ahí ¡mis flores! No volví a sentir nada más”, agregó.
“Mi esposa (Anayancy Torres) me sugirió no volver a montar... que pensara más en nuestra hija. Mi mamá, por su lado, también me recomendó lo mismo al decirme que yo ya no tenía que demostrar quién era.
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