Karla Barquero, colaboradora
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Lágrimas de alegría y de tristeza han vertido los ojos de Etelvina Sánchez en estos 50 años en los que se ha desempeñado como dama voluntaria en el Hospital Nacional de Niños.

A pesar de su avanzada edad, 78 años, su espíritu es joven cuando se convierte en una madre sustituta, una amiga o en una acompañante de los internados.

¿Desde cuándo se “enlistó” como dama voluntaria?

Desde que empezó esto, en 1960 en el Hospital San Juan de Dios cuando era dama gris. En ese tiempo yo tenía 28 años.

¿Recuerda esa primera vez que fue voluntaria?

Sí, fue muy duro porque era el momento en que se desató la epidemia de la poliomielitis. En ese entonces no nos dejaban estar cerca de los menores. Solamente trasladarlos por lo peligroso de la enfermedad.

¿Qué labores realizan las damas voluntarias?

Nos encargamos de dar recreación a los niños y de dar apoyo moral a los familiares, o llevarles la mala noticia. También nos encargamos de ir a Patología y vestimos a los niños fallecidos.

¿Cuáles son los requisitos que debe cumplir una persona que desee unirse al grupo?

Amor completo para entregarse totalmente a los niños y acompañarlos; tener carisma, no estar como dama sólo por apantallar. También compañerismo.

Me imagino que se ha apegado en muchos casos, ¿recuerda alguno en especial?

Hace muchos años, cuando había Salón de Desnutridos, me encariñé mucho con un niño. En un momento me preguntó: “Niña, ¿usted puede traerme un gallo pinto con salchichón frito?” y estaba con dieta estricta. En esos momentos era muy difícil, les cambiaba el color de piel y cabello, y a los días este pequeño se murió. Yo sufrí muchísimo, pues no me lo esperaba.

¿Cómo hacen para darle una mala noticia a un familiar?

Sólo Dios nos enseña cómo, es un momento muy duro y con la oración damos apoyo a los familiares. Siempre terminamos llorando con ellos.

¿Cómo manejan los casos de agresiones o violaciones?

Tenemos que tener total discreción, omitir el tema. A mí me parten el alma esos casos.

¿Cómo es la relación con el personal del hospital y las damas voluntarias?

Es muy buena. Nos tratan como si fuéramos colegas. Es un trato muy especial hacia nosotras.

¿Cómo la llaman los niños?

Muy pocos me llamaban Niña. Una vez uno nos llamó a mis compañeras y a mí, las madres de rojo, debido a que nuestro uniforme es de ese color. Lloré de la emoción.

Me dijo que les cuenta cuentos a los niños. ¿Cuál es su favorito para contarles?

Los de tío Conejo de Carmen Lyra, porque con esos siempre logro sacarles una sonrisa.

¿Ha visto adultos que la ven en la calle y la recuerdan porque una vez estuvieron internados?

Sí, en muchos casos me recuerdan. Hubo uno con el que me apegué por muchos años, vivía en Limón y siempre estábamos en contacto, pero ya hace muchos años que no he vuelto a hablar con él.

¿Alguna vez los niños le han regalado un retrato suyo?

¡Claro! Montones de veces, siempre nos dibujan a mis compañeras y a mí. Una vez me dibujaron en la playa con vestido de baño y todo.

Si no fuera dama voluntaria, ¿le hubiese gustado ser doctora o enfermera?

No, la verdad es que no. Ellos tienen que separar bien los sentimientos. Fíjese que una vez vi cómo una enfermera le ponía una inyección a un niño en la cabeza. Hay que ser más frío.

Perfil

Etelvina Sánchez Lobo

Edad: 78 años

Estado civil: viuda desde hace 14 años. Su esposo fue Roberto Chaves.

Hijos: tiene seis hijos, 18 nietos y dos bisnietos.

Vive: en Tibás.

Dato: se considera chineadora, pero en cuanto a reglas es muy estricta.