Angie López Arias, colaboradora
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Los días han pasado desde el mortal y violento terremoto que azotó Haití, no así las imágenes de dolor y sufrimiento que aún permanecen en la memoria de la familia costarricense Molina Cruz vecina de Pavas.

Henry Molina, su esposa, Dunia Cruz y tres sus hijos Henry de Jesús de nueve años, Tifanny de 12 y Ericka de 17, regresaron este miércoles 20 a Costa Rica, luego de vivir juntos los momentos más amargos que jamás hayan experimentado.

Aunque están felices de estar juntos y con vida, para ellos es inevitable no sentir pesar por la situación que atraviesa el país que les acogió durante tres años mientras Molina laboraba para la empresa Coca-Cola.

Los pequeños son quienes se muestran más intranquilos, no han podido dormir bien y quieren regresar a la isla para ayudar a la gente. Los tres dejaron sueños, amigos e ilusiones que apenas se comenzaban a hilvanar.

Zozobra

Tres días antes de la catástrofe habían llegado provenientes de nuestro país pero nunca imaginaron lo que estaba por suceder.

El terremoto les tomó en lugares distintos y eso aumentó la angustia. Molina salío a recoger a sus hijos y juntos regresaron a casa, pero de camino fue cuando pudieron ver tan sólo pinceladas del horroso panorama que se dejó ver con el transcurso de las horas.

“El camino de la escuela a la casa fue todo un calvario; gente gritando y llorando, personas con sangre, muertos por todo lado, era algo irreal”, relata Molina.

Al día siguiente lo que se observaba era literalmente increíble, fue ahí cuando decidieron partir pues temían el desastre por hambre, saqueos, violencia y riesgo de enfermedades que iba a estallar.

El sábado anterior salieron a República Dominicana y ayer llegaron a Costa Rica. Están aquí, pero sus corazones permanecen en Haití, a pesar de lo vivivido, no descartan volver, retribuir a la población lo recibido y recuperar lo que un día construyeron.