Rodolfo Martín
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El que la buena relación de vecinos que hubo inicialmente entre Andrés Borrasé y Laureano Montero luego desmejorara, nunca debió ser motivo para que esa amistad acabara como terminó.

Así lo estableció el Lic. Gilberto García, abogado defensor de Magdalena Pacheco, coimputada del hecho y prófuga detenida en Estados Unidos a la espera de una gestión para extraditarla.

A Borrasé lo asesinaron el 19 de noviembre de 1997 en Tres Rios, homicidio por el cual Montero fue condenado a 25 años de cárcel el 21 de enero de 1999.

Pero Pacheco no llegó a la fase de conclusiones, por lo que el 29 de mayo del 2000 se emitió su orden de captura internacional.

“Magdalena no es una homicida pero, tampoco, es inocente del todo. Ella no tuvo nada, absolutamente nada que ver con el crimen, aunque ayudó a elimar evidendica bajo la influencia de Montero y sin saber que se había cometido un homicidio”, expresó el litigante de origen cubano y residente en Nueva Jersey.

García, que estuvo de visita en nuestro país, admitió que el error de Magdalena en ese momento, fue no preguntar qué ocurría.

“Ella no es una homicida aunque sí incurrió en un favorecimiento, algo muy distinto”, dijo.

A su juicio, Borrasé nunca debió morir porque cuando comenzó el incidente había tres policías presentes que nunca alertaron acerca de lo que sucedía.

“No llamaron a la Cruz Roja para auxiliar a Montero que había resultado baleado, ni tampoco a las autoridades”, aclaró.

Añadió que si un ciudadano común y corriente está obligado a reportar cualquier agresión con arma de fuego, ¿por qué ellos no lo hicieron?

Montero citó a Borrasé en su apartamento y cuando él llegó, ahí estaban los tres policías, miembros por esa fecha de la desaparecida Unidad Preventiva del Delito.

A ellos, al parecer, los había contactado a través del exjefe superior de los hombres por cuyo respaldo, presuntamente, había hecho entrega minutos antes de un cheque de ¢120.000.

Ese pago, eventualmente, tuvo lugar en el parque central de San José.

García cree que Borrasé, al encontrarse con esa escena, se sintió amenazado y que, probablemente, tuvo que disparar incluso hasta por defensa personal.

“¡Él nunca debió morir! Lo que ahí realmente sucedió, sólo lo saben los tres policías que nunca le dijeron la verdad al fiscal que coordinó la investigación y tampoco a Montero”.

Panorama esperanzador

Magdalena Pacheco parece superar el cáncer de pecho diagnosticado el año pasado tras una masectomía y quimoterapia. Esa esperanza radica en el resultado de un examen médico hecho hace dos semanas, expresó Gilberto García, su abogado.

El vínculo de este profesional con la tica –a quien representa en la oposición para extraditarla y en la causa por homicidio– surgió cuando, precisamente, fue contactado para que la visitara a la cárcel y supiera sobre ese problema de salud y cuál había sido la respuesta de las autoridades carcelarias. “No fue un asunto de negligencia sino peor: a lo largo de casi un año, se negaron a prestarle atención médica y para cuando finalmente accedió, ya el cáncer estaba declarado”.

No fue un caso de negligencia médica, añadió, sino de maltrato y de injusticia porque siempre se le dijo que no la iban a atender.

García optó por demandar a la cárcel y luego asumir las otras causas.